MONTEVIDEO.- La Justicia uruguaya resolvió hoy reabrir el caso del asesinato de Eugenio Berríos, ex agente de los servicios de información del régimen chileno de Augusto Pinochet, ocurrido a principios de 1993 en una playa de la costa rioplatense.
Alvaro González, juez penal de la ciudad de Pando, a 18 kilómetros al este de Montevideo, informó a la prensa de que había aceptado la petición de reapertura que realizó el martes la fiscal Nancy Hagopian, que recibió informaciones sobre eventuales acciones de seis militares chilenos en Uruguay.
La fiscal argumentó que la información recientemente conocida de que en el caso hay implicados militares en actividad chilenos era suficiente como para solicitar la reapertura de las actuaciones.
También la Justicia tuvo en cuenta un informe que fue publicado el pasado viernes en el periódico ''El Mostrador'', de Santiago de Chile, y que está en poder del presidente chileno, Ricardo Lagos.
En ese documento se identifica a los oficiales del Ejército chileno Martín Michael Bork, Santiago Gerónimo Cadadeux Franulic, Carlos Angel Espinoza López, Pedro Alejandro Jara Morales, José Guillermo Montenegro Valenzuela y Felipe Enrique Cabrera Palacios como responsables del asesinato de Berríos.
El denominado ''caso Berríos'' había sido archivado en 1998, luego de que la Justicia no había encontrado pruebas suficientes como para abrirle causa a algunos colaboracionistas uruguayos del régimen militar chileno que estuvieron en el entorno de Berríos a finales de 1992 y principios de 1993, cuando fue asesinado a balazos.
El cuerpo de Berríos fue hallado enterrado en una desierta playa a unos 28 kilómetros al este de Montevideo recién en 1995.
En noviembre de 1992, Berríos se había presentado en una comisaría del balneario de Parque del Plata, cercano a ese lugar, para denunciar que se había escapado de una casa donde un grupo de militares le mantenía secuestrado.
Sin embargo, en una irregular actuación, la policía, que no dio noticia del hecho a la Justicia, devolvió a Berríos a quienes residían en esa casa, que argumentaron que el hombre ''sufría alteraciones mentales''.
Además, la policía indicó que sus documentos señalaban otra identidad.
Posteriormente, la Justicia sólo pudo comprobar que Berríos, considerado un experto en el ''gas sarín'', que provoca ataques al corazón sin dejar rastros, había entrado a Uruguay con identidad y documentos falsificados, bajo la protección de los servicios de información chilenos, y que estuvo alojado en una casa de familiares de un militar uruguayo.
Asimismo, una supuesta operación de inteligencia hizo aparecer a Berríos en Italia, país al que no había viajado nunca, porque permaneció en Uruguay hasta que su cuerpo apareció ejecutado y semienterrado en una duna de arenas del balneario El Pinar, dos años después.
Según las fuentes de la fiscalía, la presencia de los oficiales chilenos con Berríos en Uruguay fue comprobada en investigaciones realizadas el año pasado y a principios de 2001 por miembros de la policía de Chile, por petición del Sexto Juzgado del Crimen de Santiago.