SANTIAGO.- Varias aristas dejaron los resultados de la reciente elección parlamentaria del pasado domingo. No sólo porque la UDI se convirtiera en la primera fuerza política del país, desplazando con ello un reinado de 40 años de la Democracia Cristiana, sino porque también la composición que tendrá la Cámara de Diputados a partir de marzo próximo evidenciará que el Gobierno ya no contará con la mayoría para aprobar leyes que quórum calificado y porque, evidentemente, se abre un poco más la puerta para que la oposición llegue a La Moneda el 2006.
Alejado de la primera línea de fuego de la actividad política, quien fuera el generalísimo de la campaña presidencial del actual Presidente Lagos y Ministro Secretario General de la Presidencia de Eduardo Frei, el analista político Genaro Arriagada accedió a hablar con
EMOL, y lanzar directrices de lo que podría esperarse durante los últimos cuatro años de Gobierno de Lagos, de su relación con la oposición y del reordenamiento al interior de la Concertación.
Caída de la DC
-¿Qué efectos puede traer para la Democracia Cristiana la caída electoral que arrojaron los resultados del domingo?
-Que un partido político haya sido por 38 años el primer partido del país y ahora se convierta en la segunda fuerza política, no es una cosa catastrófica como para decir ¡oh, por Dios, se vinieron abajo! Claro que esto es una notificación castigo, pero en caso alguno la DC es un partido que esté colapsado. Grave habría sido que después de la elección la colectividad se haya desintegrado, como muchos otros a lo largo de la historia. La DC, en cambio, tuvo una baja importante en la votación, pero sigue estando unido y reflexionando por qué sucedieron las cosas.
-¿No atribuye la baja electoral a que el partido haya empezado un período de decadencia paulatina, como le pasó al Partido Radical, que luego de ser gobierno durante tres períodos consecutivos, es hoy día una colectividad con poco peso político específico?
-La decadencia es algo que nos afecta a todos. El Partido Comunista está en decadencia, el Partido Socialista ha estado alrededor del 12 por ciento en los últimos 40 años y, por cierto, hay una decadencia también en Renovación Nacional. La Democracia Cristiana tiene que asumir este riesgo, pero, sin duda, es un partido que tiene mucha fuerza y, en consecuencia, tiene que ser mesurado en el análisis. Hay que evitar pasar de la euforia a la depresión y, por lo mismo, la colectividad tiene que hacer los cambios necesarios para volver a situarse en la cúspide política y detener el proceso de caída del apoyo electoral.
-¿Qué necesita la DC en estos momentos?
-Una actitud mental y moral fuerte. Nosotros hemos venido bajando sistemáticamente en las últimas elecciones, bajo las distintas presidencias del partido. Lo peor que nos podría pasar es comenzar una caza de brujas, porque la baja no es responsabilidad de las personas que han estado a cargo, sino de que se han hecho las cosas mal. El partido ha disminuido su votación esta vez bajo el mandato de Aylwin, pero también bajo la presidencia de Krauss, Hormazábal y Martínez. Tenemos que despersonalizar el debate y buscar las causas más profundas.
-Pero es indudable que el partido debe realizar una modernización y rejuvenecimiento de sus figuras políticas para volver a reencantar al electorado o a los jóvenes...
-El problema es que nunca se sabe lo que el pueblo quiere. A veces desea un padre protector, como Aylwin; o, a veces, un hermano mayor responsable, como Frei: e incluso un líder joven. La Democracia Cristiana tiene que aceptar que todo es legítimo. Condenar a los viejos por su edad es tan injusto e inservible como exaltar a los jóvenes por lo mismo. Hay que buscar una renovación real del partido de desplazar el poder hacia una generación infinitamente más jóven. ¡Pero realmente hay que hacerlo!
Los ejes de la Concertación
-¿Podría esperarse que ahora que se igualaron las fuerzas al interior de la Concertación, la agenda legislativa del Gobierno tienda a ser más progresista gracias a la presión del PPD, lo que incomodaría a ciertos sectores de la DC?
-El Presidente Lagos tiene que impulsar su propia agenda legislativa y ésta es una agenda que ya está convenida tanto con la Democracia Cristiana, con el PS y con el PPD.
-Pero el PPD podría presionar para que ésta se tramite con mayor rapidez...
-El PPD, después de todo, aumentó su votación en un 0.2%. Aquí no hay derecho a la arrogancia de nadie. El PPD no tiene ese derecho y estoy seguro que sus dirigentes no quieren eso.
-¿Cómo podría interpretarse que ayer la totalidad de los ministros y subsecretarios DC pusieran el cargo a disposición del Presidente Lagos?
-Cómo un acto de decencia política. Lo que hizo la Democracia Cristiana es la base de la honestidad en cualquier parte del plantea. Nadie puede apernarse en los cargos.
-Tras el resultado del domingo, cuándo sería conveniente políticamente para el Gobierno realizar un cambio de gabinete?
-Si me hubieran consultado, yo habría recomendado hacer un cambio de gabinete tres o cuatro meses antes de la elección. Pero es el Presidente el que fija los plazos y es normal que estos cambios deben producirse en algún minuto.
La UDI y el futuro político
-¿Cuál es su evaluación global del resultado de estas elecciones
-Esto es el mejor escenario que pudo haber tenido Chile, y por las siguientes razones: En América Latina todos los Presidentes han tenido reveses electorales que los han dejado en minoría. Fox, en México, es minoría en el Parlamento y tiene muchas dificultades en su partido. Pastrana, en Colombia, tiene sumido al Partido Conservador en su peor crisis. De Fernando De la Rúa mejor ni hablar. De Cardoso, en Brasil, a menos de un año de terminar su gobierno aún no descubre quién será su sucesor. En este cuadro, esta elección dejó a Lagos como un Presidente con liderazgo y con una mayoría en el Congreso. Es un Presidente fuerte, que además está en condiciones de negociar con EE.UU. un tratado de libre comercio, y eso es una gran virtud. Lo peor que pudo haber pasado para Chile era que hubiera un Presidente como Lagos con un parlamento en manos de la oposición. En definitiva es un signo de estabilidad que está siendo muy bien recibido en el extranjero.
-¿Qué tipo de oposición cree que ejercerá la UDI a partir de ahora que se convirtió en el partido mayoritario del país?
-Creo que la UDI debiera aprender de la Concertación, pues ésta fue siempre muy respetuosa de los partidos que la componían para asegurar que todos tuvieran representación. Cuando Aylwin y Frei ganaron el derecho de ser el candidato presidencial, la DC siempre se preocupó de Lagos y de su gente. En cambio, Longueira y su gente tienen el olor y la cara de duros, de estar convencidos de que están construyendo una alternativa política sobre la base de los cadáveres políticos de sus adversarios, destruyendo a Andrés Allamand o a Sebastián Piñera. Esa es una actitud que es muy poco probable que tenga éxito. Por lo mismo, pienso que la UDI tiene que cambiar su naturaleza, pero realmente lo encuentro difícil.
-¿Coincide con la apreciación de Eugenio Tironi de que la UDI es un partido democrático?
-No tengo por qué estar dando certificados de democracia o no, pero la UDI viene del riñón del régimen militar y es un partido que expresa una alianza muy espuria entre el poder económico ilegítimo, que se refleja en el financiamiento de las campañas, y sus parlamentarios. Y eso no lo digo yo, sino que todos los dirigentes de Renovación Nacional.
-Pero qué tipo de oposición avizora que ejercerá la UDI durante estos cuatro años que le restan el Presidente Lagos, sobre todo con la idea que tienen en mente de que encabezarán el próximo gobierno?
-Lo peor que puede pasarle a un partido es tener la sicología del heredero a la cabeza del moribundo. ¡Ni la Concertación está moribunda, ni el heredero está en condiciones de asumir! Yo creo que la UDI está en alza y que tiene una alta probabilidad de ser gobierno el próximo período, pero también hay que tener en cuanta que sus avances en doce años han sido mediocres.
