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Walker reaparece para alertar sobre peligros de "rebelión Aguiló"

Ex diputado DC asegura que estas posturas "pueden hacer dudar o inhibir al Presidente Lagos en relación a lo que hay que hacer". "Exijo un mínimo de sensatez y cordura, y un poco de convicción sobre lo que hemos hecho durante más de una década". "Lo mejor del documento de Aguiló es el sinceramiento que produce en las filas de la Concertación por parte de quienes nunca han creído en lo que hemos estado haciendo".

02 de Abril de 2002 | 13:10 | La Segunda
SANTIAGO.- Una durísima crítica a la "rebelión" que ha desatado dentro del oficialismo el documento del socialista Sergio Aguiló, especialmente porque dichas posturas podrían hacer "dudar" al gobierno sobre el rumbo que tomó en materia económico-social, realizó el ex diputado DC Ignacio Walker.

En una extensa reflexión, con la cual reaparece en el debate público tras su fallida incursión a la presidencia DC, Walker alerta sobre el sinceramiento que se ha producido en la Concertación a partir del polémico texto, pues según él ello evidencia que hay quienes "nunca han creído en lo que hemos estado haciendo" estos 12 años.

A su juicio, el episodio recrea nuevamente la eterna discusión entre autoflagelantes —Aguiló— y autocomplacientes —él mismo— cuando lo que hoy debe hacerse es impulsar temas como la agenda pro-crecimiento y avanzar también en la protección social, la reforma a la salud, los cambios constitucionales y la ley de divorcio. "Debemos ponernos en guardia desde ya contra un escenario como el que se avizora para el 2005 (Joaquín Lavín como candidato de la centroderecha), y que contiene un elemento en común: el populismo, que ha llevado a la ruina a América Latina", señala.

Aguiló "consagra el triunfo definitivo de la derecha"

El paper de Ignacio Walker comienza afirmando que "el documento de mi querido amigo, el diputado Sergio Aguiló es doblemente peligroso: por lo profundamente equivocado que es el análisis contenido en él y por el tremendo eco que ha encontrado en los distintos partidos de la Concertación".

Dice que "el error más grande" del texto —típicamente representativo de la lógica auto-flagelante de ayer y de hoy— es mas político que analítico, pues "consagra el triunfo definitivo de la derecha en la política chilena".

Hasta ahora —señala— "muchos hemos creído que gobernábamos como una alternativa a la derecha, desde el plebiscito de 1988 y bajo los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos. Sin embargo, Aguiló nos revela que hemos estado en un profundo error, una suerte de ilusión o mistificación que, en el fondo, ha sido un verdadero autoengaño y, derechamente, un engaño a los demás. En efecto, tanto la Concertación como la Alianza por Chile seríamos todos de derecha, unos democráticos y otros autoritarios. De esta manera, el 90% de los chilenos habríamos votado por la derecha durante doce años, casi sin darnos cuenta".

Por el contrario, anota, "el proyecto hegemónico de la UDI y de Lavín representan una alternativa que es básicamente autoritaria en lo político, neoliberal en lo económico y conservadora en lo cultural. No somos ninguna de esas tres cosas y menos la fatídica combinación de las tres".

Enfatiza que en América Latina se ha probado el modelo neoliberal —"que han abrazado en Chile Pinochet, de Castro, José Piñera y Büchi, la UDI y Lavín, entre sus principales exponentes"— pero también el de "crecimiento con equidad", expresión a su vez de una economía social de mercado, bajo los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos, con Foxley, Aninat y Eyzaguirre como ministros de Hacienda. Una tercera alternativa —señala— "es la populista, que ha tenido expresiones mas bien marginales en la política chilena de la última década y que en parte explica nuestro éxito como país".

"La historia se vuelve a repetir..."

El problema de fondo, según Walker, es de mayor gravedad aún. Recuerda que en la década de 1960, el PDC en forma persistente y reiterada —con la excepción de las directivas encabezadas por Patricio Aylwin—, consideraba que el Presidente Frei Montalva no hacía mas que "administrar" el sistema capitalista liberal heredado de Jorge Alessandri, dándole un "rostro humano". Y se pregunta: "¿Alguien con un mínimo de seriedad puede pensar lo mismo, 35 años después, ignorando los profundos cambios introducidos por Frei Montalva? A comienzos de la década de 1970, el PS consideraba, una y otra vez y en forma majadera, que el Presidente Allende era nada más que un burgués de ideología socialdemócrata que no tenía ninguna intención seria en llevar a cabo la revolución".

Así, Frei Montalva y Allende "fueron objeto sistemáticamente de la crítica despiadada de sus propios partidos y, hoy por hoy, mi amigo Aguiló y variados exponentes de la posición ‹‹autoflagelante›› reinciden en la misma actitud, considerando que somos todos de derecha, tanto en la Concertación como en la Alianza por Chile y que Lagos es lo mismo que Lavín y Eyzaguirre lo mismo que Büchi. La historia se vuelve a repetir, sin el dramatismo de hace algunos años pero con las mismas perniciosas consecuencias".

Peor aún, dice, Aguiló y los autoflagelantes arremeten contra uno de los ámbitos que funcionan bien y que es motivo de aplauso en el mundo entero: el manejo económico.

Por todo ello, "exijo un mínimo de sensatez y de cordura y un poco de convicción en relación a lo que hemos hecho durante mas de una década: asegurar la estabilidad política, la paz social, el crecimiento económico y niveles crecientes de equidad, en una década como no la ha habido otra en más de un siglo".

"Los Presidentes inclinan la balanza"

Pero a juicio del ex diputado DC "lo mejor del documento de Aguiló es el sinceramiento que produce en las filas de la Concertación por parte de quiénes nunca en realidad han creído en lo que hemos estado haciendo y que, al carecer de las necesarias convicciones, siembran la confusión". Del otro lado, en cambio, "la mayoría de los chilenos no tiene mayores rollos y ha votado sistemáticamente por nosotros precisamente porque hacemos la diferencia".

"Está claro —continúa— que hemos gobernado a pesar de nosotros mismos y especialmente de las lógicas autoflagelantes al interior de la Concertación. ¿Por qué entonces lo hemos hecho bien? Porque hemos tenido gobiernos que gobiernan y Presidentes que deciden. La verdad es que nunca hemos estado de acuerdo al interior de la Concertación en relación a lo que hemos hecho o dejado de hacer; en relación al "modelo". Son los Presidentes los que han inclinado la balanza y los que han tomado las decisiones más importantes, generando en torno a sí mismos muy buenos equipos ministeriales y contando con niveles nada despreciables de apoyo popular".

Por ello, dice que el "peligro de documentos como los de Aguiló y del tremendo eco que han encontrado entre parlamentarios de la Concertación es que puedan hacer dudar o sembrar la duda o inhibir al Presidente Lagos en relación a lo que hay que hacer; que lleguemos a olvidar que el camino recorrido se debe a muchos factores, incluida la crítica de los autoflagelantes por muy equivocados que estén (y lo están), pero que la clave ha estado en la existencia de gobiernos que gobiernan y de Presidentes que deciden".

Hoy por hoy, asegura, "lo que hay que hacer es impulsar la agenda pro-crecimiento y crear los puestos de trabajo que necesaria y desesperadamente reclaman los chilenos. Lo anterior significa entenderse con los empresarios, como lo indica la abrumadora mayoría de los chilenos en una encuesta reciente, incentivando los niveles de ahorro e inversión para generar un crecimiento económico alto y sostenido".

Junto con ello, "tenemos que avanzar en la agenda de protección social, debiendo quedar muy claramente establecido que esto último no puede hacerse a costa de matar la gallina de los huevos de oro (crecimiento económico). Impulsar la reforma de la salud, donde se ubican las mayores carencias sociales, (...) impulsar la postergada e imprescindible reforma del estado, aprobar las reformas constitucionales y, de una vez por todas, la ley de divorcio".

"Esa —asegura— es la agenda que podríamos llamar "progresista" y que es la que representa la Concertación y no la derecha".
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