SANTIAGO.- Sólo el 20% de las metas que se autoimpuso el Presidente Lagos en su Mensaje del 21 de mayo del año pasado han sido efectivamente cumplidas. Esa es una de las conclusiones del estudio que realizó el Instituto Libertad (organismo asesor de Renovación Nacional), analizando los 55 anuncios efectuados por el Mandatario el 2001 y lo que ocurrió luego con ellos.
El seguimiento de IL destaca en particular la marcada ineficiencia del gobierno en el área legislativa. En efecto, resalta, un 30 % (17 medidas) de lo planteado en el Mensaje del año pasado correspondía a materias de ley. Sin embargo, a la fecha sólo 8 de esas iniciativas han sido traducidas en un proyecto concreto, sin que en ninguna se haya completado plenamente la meta anunciada.
Luz de alarma por división concertacionista
El fenómeno resulta especialmente notorio en materias que el gobierno ha definido como prioritarias, como la modernización de la salud y la reforma del sistema de becas y créditos universitarios. Ninguna de esas iniciativas ha podido hasta ahora hacerse realidad y las causas Libertad las atribuye al grado de división interna del conglomerado oficialista y la dificultad del Primer Mandatario de alinear sus mayorías parlamentarias en torno a una estrategia común de desarrollo social.
Para el Instituto, todo esto enciende una alarma respecto de las dificultades de gobernabilidad que plantea al Presidente de la República la inestabilidad al interior del pacto que sustenta políticamente su gobierno.
Cuatro grados para evaluar
Para hacer su evaluación del grado de cumplimiento de las 55 metas anunciadas por Lagos el año pasado, el centro de estudios RN definió cuatro categorías:
Ninguno, cuando no obstante el anuncio o el compromiso presidencial en el tema, simplemente no ha existido iniciativa del gobierno sobre el particular.
Mínimo, cuando existen avances incipientes o precarios, que en definitiva resultan insignificantes respecto del objetivo o fin propuesto por el propio mensaje.
Insuficiente, cuando el grado de progreso es sólo parcial o no permite asegurar el cumplimiento del objetivo en los plazos prefijados.
Cumplido, cuando el gobierno ha dado cumplimiento a su compromiso o ha logrado la meta que se había propuesto.
20% de metas plenamente cumplidas
Conforme a esos criterios es que Libertad afirma que el Ejecutivo cumplió plenamente sólo el 20% de las metas anunciadas, cifra levemente inferior a la del año pasado, cuando el grado de cumplimiento del mensaje presidencial del 2000 alcanzó a su vez al 21%.
Donde hubo una variación significativa fue en las promesas que no marcaron ‹‹ningún›› grado de avance: disminuyeron del 31% a un 21%. Nivel mínimo de cumplimiento marcó en tanto el 29% de las promesas, cifra similar a la del año anterior. En cambio, los anuncios ‹‹insuficientemente›› cumplidos aumentaron considerablemente: de un 19 a un 29%.
El conjunto de los números lleva a Libertad a concluir que, si se compara lo ocurrido con los mensajes del 2000 y 2001, efectivamente mejoró en términos generales la materialización de los anuncios presidenciales. Así, mientras que el primer año la suma de las promesas cumplidas y de aquellas que el gobierno se esforzó realmente por cumplir, se llega a un 40%, ahora la cifra alcanza al 49%.
Retroceso para sistema democrático
Pese a ello, el Instituto RN advierte que se trata de cantidades bajas, en especial si consideramos que estamos hablando de promesas planteadas por la autoridad a la ciudadanía y menos de la mitad de los compromisos han recibido esfuerzos reales por ser concretados. Es decir, el 51% de lo que se promete queda en el plano del discurso político y de la demagogia.
Al respecto, el organismo cita palabras del propio Presidente Lagos, quien ha denunciado aquellas prácticas en que las palabras no se corresponden con la realidad. Y por ello la entidad denuncia que el tercer gobierno de la Concertación ha retrocedido en un aspecto fundamental para el sistema democrático: No cumple la palabra empeñada.
Ausencias
Pero, además de evaluar el cumplimiento de los anuncios presidenciales, Libertad analiza las ‹‹omisiones›› que tuvo el Mensaje del 21 de mayo pasado. En ese sentido, sostiene el instituto, la lista es larga:
Ausencia de propuestas para incrementar los niveles de participación ciudadana.
Omisión de la necesidad de mejorar el acceso a la justicia, reformulando la atención jurídica a los más pobres y agilizando la gestión de los tribunales.
No se han aplicado acciones concretas en contra de quienes se han excedido en el ejercicio de sus funciones y faltado a la probidad.
Carencia de iniciativas dirigidas a reforzar la autonomía municipal.
La política cultural es una gran ausente en el mensaje presidencial, debido a la falta de convicción en el impulso legislativo a fondos concursables y a la institucionalidad cultural propuesta por el Ejecutivo.
Sobre la reforma procesal penal, se menciona sólo la aplicación territorial del sistema, pero no se aborda otros desafíos de su funcionamiento, como la entrega de recursos necesarios para que Carabineros cumpla las nuevas funciones de investigación encomendadas.
Y, además, se hace ver que, si bien el gobierno ha definido ejes para orientar su acción, ha mostrado una grave falta de previsión en una serie de materias que han obligado a las autoridades a actuar reactivamente. Así, se menciona como ejemplos los problemas vividos en el sistema penitenciario, las dificultades de Mideplán para enfrentar el problema indígena, etc.