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Festival de Viña 2005: Huele a peligro

Da la impresión de que, a diferencia de otros años, la organización del Festival de la Canción de Viña del Mar ha optado esta vez por tomar ciertos riesgos. Pocos, eso sí, pero algunos que de verdad se agradecen.

14 de Febrero de 2005 | 09:16 | Felipe Ossandón, El Mercurio en Internet



La banda mexicana Café Tacuba es sin duda una de los números más interesantes de esta versión.
VIÑA DEL MAR.- Será un Festival distinto. Qué duda cabe. Y no sólo porque seguramente va a penar el fantasma de Vodanovic. No sólo por la polémica que generó el nombramiento de Ricardo Montaner como su reemplazante (que se encendió aún más con la llegada del cantante a suelo chileno).

Cuando se apague ese incendio (que de alguna u otra forma tendrá que extinguirse para dejar paso a los artistas), quedará al descubierto que se trata de un Festival distinto, porque por primera vez da la sensación de que la producción se decidió a correr ciertos riesgos, de hacer apuestas, para conformar una parrilla que combina equilibradamente cantidad con calidad.

Es verdad que hay nombres que se repiten: Juanes, Marco Antonio Solis, Diego Torres, Paulina Rubio, Miguel Bosé, los propios La Ley, han estado en Viña anteriormente y de seguro van a conseguir tanto o mayor éxito que entonces.

Pero en la parrilla de este año sorprende la presencia de grupos como Babasónicos, o Café Tacuba o incluso Julieta Venegas. Artistas que se atreven a explorar un poco más en sus respectivos estilos y por cierto se alejan bastante del perfil del artista festivalero favorito (por lo general cargado a la balada).

Los mexicanos de Café Tacuba (que han compartido escenarios con estrellas de la talla de REM o Beck) no cuenta con demasiados éxitos radiales en Chile, y su música, si bien es amigable y, como dice uno de sus propios temas “te hace sentir bien”, no es digerible así a la primera.

Desde sus inicios la banda mexicana se ha preocupado de mantener una distancia prudente con la industria, lo que les ha dado la libertad de realizar trabajos de registros tan pop como “Re”, hasta otros derechamente experimentales como “Revés/Yo soy”.

Su estilo, en el que fusionan vanguardia con folklore (de entre muchos otros géneros a los que echan mano), los convierte con toda seguridad en una de las bandas más interesantes del momento en Latinoamérica.

Babasónicos ni hablar. Ellos mismos se han autodefinido como una banda “anti-festival”, amantes de la lujuria, el caos y el desorden. Y a pesar de que esa posición tiene bastante de pose, lo cierto es que también es una banda con carácter, poco complaciente, que lleva una larga trayectoria con la que ha obtenido, sobre todo con sus primeros álbumes, carácter de culto.

Los argentinos son otra de las cartas fuertes del certamen y lo avala el arrollador éxito que ha tenido tanto en Chile como en toda Latinoamérica con su último trabajo “Infame”.

Julieta Venegas, por su parte, con un sonido dulce y a ratos hasta cándido ha conseguido pegar fuerte y encantar a mucha gente, pero sin la necesidad de apelar a la lentejuela, los excesos y la estridencia de otras de sus género (y de su generación) como Thalía o la propia Paulina Rubio (también presente en la cita de este año).

La sola participación de este trío de inquietos artistas latinoamericanos, más otros como La Ley y por qué no también Lucybell (quien viene a mostrar a Viña lo que ha aprendido tras radicarse en Estados Unidos) hacen posible afirmar que este año la parrilla incluye parte de lo mejor del pop y el rock latinoamericano contemporáneo y eso es algo que por supuesto se agradece.

Pero claro, no todo es miel sobre hojuelas.

El problema se viene encima cuando se trata de la oferta anglo. Porque una vez más, la producción del certamen ha optado por traer a una banda de escasa repercusión mundial.

La misma pega que vino a hacer el año pasado Toto, le corresponde este año a The Orchestra (un recocido de los ya legendarios The Electric Light Orchestra): desencadenar la nostalgia y hacer mover la patita y tararear al adulto fome.

Está bien. Se entiende que no da para financiar la participación de Lenny Kravitz (que estará en Chile en marzo), de U2 o de los Rolling Stones, pero ante esa imposibilidad, no hay para qué llenar a la fuerza “el cupo” anglo, con grupos como éste, que evidentemente no están pasando por un nivel musical muy brillante y que viven de hits de los que ya casi nadie se acuerda.

En fin. Viña quizás no sería lo mismo sin esta lógica incomprensible. La misma que funciona al escoger a los números humorísticos, los que este año con Paulo Iglesias, Felo y el argentino Hugo Varela, vuelven a despertar el morbo de la prensa por saber cómo serán tratados por el impredecible público de la Quinta.

Lo cierto es que, sea como sea, la presente versión del certamen viñamarino, tiene más de un motivo para ser distinto a los anteriores.

¿Para bien o para mal? Eso sólo podrá saberse a partir del miércoles, cuando empiece a rodar el magno evento de la Quinta Región.
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