EMOLTV

Ni tan mecánica

23 de Septiembre de 2005 | 17:56 | Amanda Kiran
Y así terminaron los puntos. Pero no los sueños. Uno nunca termina de soñar. Eso es bueno.

Las niñas-hockistas ayer, antes de ayer y siempre en estas dos semanas, han demostrado mucho. Y han perdido por poco. Suena a consuelo barato, pero no lo es. Suena a calidad y actitud, que no abunda en estos tiempos.

Yo ya llevo varios años observando y soñando. Tal vez soñando demasiado en vida. Y eso ha sido un regalo.

Sufriendo en los setenta minutos que disfruté mirando el partido de Chile contra Holanda, supuesto finalista para este Mundial, me di cuenta que la natalidad y los genes tiran mucho, y las ganas de no perder, sumado con el orgullo, son tan fuertes como la calidad.

Se jugó con once, después con diez, luego con once y se volvió a jugar con diez… Ya era demasiado para aguantar. Injusto, no sé; no me atrevería a hablar de injusticia, pese a mis acalorados gritos al borde de la cancha por los cobros. En el momento, la adrenalina le gana a cualquier educación previa.

Y así se vino el 1-0 en contra, y luego el 2-0 en un segundo tiempo donde aún algo podía pasar. Pero luego nada que hacer, a esas alturas el marcador electrónico parecía avanzar en forward.

Y es que es así. El deporte, la vida, los momentos son todos así. Instantes de inseguridad o bien de convicción que terminan en triunfos o derrotas por decisiones momentáneas.

Ninguna de las derrotas que este equipo chileno ha tenido me ha parecido tan justa. Creo que podría haber sido para cualquier lado. Pero de todas formas, uno queda triste por ellas. Lo fantástico es que ya pararse frente a estas lindas niñitas vestidas de rojo no es “papa” para nuestros adversarios.

Todo lo contrario. Hay que ganarles. Hay que lograr entrar en su área y meterles un gol.
Hay que pelear contra ellas. Y eso es un avance que no todos los deportes son capaces de lograr ni demostrar.

Por eso vuelvo a repetir que aquí, pese a los puestos, hay historia presente. Como ya he comentado, me gustaría que obtuvieran el puesto que merecen. Me habría encantado verlas más arriba de lo que van a quedar, sólo por ellas porque para los que miramos de afuera ha sido un gozar constante.

Pero ahora estamos mirando hacia el noveno lugar. Quedar entre los diez mejores del mundo a nivel juvenil. Lograr bajar los puntajes de años anteriores. Sé que para ellas esto debe ser muy importante.

Y es por eso, más que nada, que se lo merecen. Así que seguiremos afinando las gargantas, peleando con los árbitros y levantando la bandera, porque esto todavía no termina, y la fiesta debe seguir.

Hoy viernes, mañana sábado y en un futuro próximo, este y tal vez muchos equipos más sigan la huella que se va marcando por actitudes como las de estas dieciocho niñas y su cuerpo técnico, que han sabido mantener con altura y orgullo el rojo, blanco y azul que unen a esa estrella que los representa fielmente a cada uno.


Amanda Kiran
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?