Ingresando a la Quinta
La entrada de los animadores
Había que empezar con el tradicional beso. |
VIÑA DEL MAR.- "Sergio, Sergio, Sergio" gritaba el público antes de comenzar el show. Sergio Lagos ya se había ganado la Quinta antes de salir al escenario.
"La Magia", así se llamó el show de obertura que comenzó cuando unos personajes de historietas abrieron un enorme libro de cuentos que dio paso a un gigante rey que luego se separó en dos, para permitir que una bailarina protagonizara un baile junto a King Kong clonado más de 20 veces. Esto, hasta que esos gorilas se transformaron en bailarines.
Siguió un baile colorido, bien sincronizado y con poca pirotecnia que se agradeció. Más que mal, hoy los reyes de la noche iban a ser los conductores. Esos que, terminada la presentación, salieron del gran libro de cuentos. Con fuegos artificiales y cotillón y... ovación total de un público que repletó la Quinta Vergara.
Finalmente se contestaron todas las preguntas que circulaban estos días previos al Festival: ¿qué iban a vestir Sergio Lagos y Myriam Hernández? ¿cómo iba a ser el debut tan esperado del nuevo conductor?
Mientras Lagos vestía un elegante traje, cómo no, Myriam lució un sobrio y particular vestido largo, lila y con un diseño parecido a una vestimenta tradicional musulmana, con una suerte de chador o velo que caía desde la cabeza. No llevaba el escote de la noche de Gala celebrada el lunes.
Diferente a otros años, fue ella la encargada de presentar a su compañero de la Quinta. Acto seguido, fue el turno de Sergio Lagos de enfrentarse al domadísimo monstruo. Anunció una gran fiesta junto a un "público loco y emocionante". Ni un chiflido mientras hablaba, ovación después de cada párrafo.
¿Y los nervios? No había de parte de ni uno de los dos. Lagos demostró que el escenario es lo suyo. Tranquilo al hablar, pausado y sonriente, junto a una relajada Myriam, ambos dieron apertura al Festival de Viña 2006 con, nada menos que, un beso.
Sobre un escenario semioscuro y envuelto en un ambiente romántico ambos hicieron el esperado gesto. Pareciera que fue real, ya que una sorprendida Myriam gritó entre risas: "¡me lo diste de verdad!".
Cierto o no, se ganaron la obertura, el público y el Festival comenzó como una verdadera fiesta.