VIÑA DEL MAR.- Qué miedo. Ahí estaba el famoso monstruo. Ése que muchos ya habían dado por muerto. Apareció más furioso que nunca. Tanto que obligó a los organizadores del Festival de Viña cambiar completamente el programa de la tercera noche.
La culpa la tuvo el ambiente que aún estaba cargado con la energía que dejó A-Ha. El público se quedó con las ganas de seguir escuchándolos y eso se dejó sentir. El baile de obertura, que recién fue presentado después del show del grupo noruego, fue pifiado. Ni los fuertes beats del tecno que salían de los parlantes los pudo sobrepasar.
Después le iba a tocar salir al escenario a Javier Estrada. Aparecieron los
Tigres del Norte. El grupo mexicano, según el programa original, debería haber aparecido sólo antes del intermedio.
Los pobres Tigres. Les tocó una Quinta indiferente y difícil de domar. De hecho apenas lo lograron.
Alguien les debe haber avisado ya que su repertorio de rancheras fue presentado prácticamente de corrido para no permitir que los chiflidos de parte del público desinflara el poco aire que le quedaba al ambiente. A ratos el monstruo se logró tranquilizar y se quedaba mirando con aire indiferente a un espectáculo al que no se le hizo justicia.
Estamos hablando de un grupo que con su música que mezcla rancheras, boleros, cumbias, ritmos de rock y valses, han juntado más de 55 álbumes, 500 canciones y 130 discos de platino y 125 de oro.
Público no les iba a faltar en nuestro país. Durante su gira el año pasado por Sudamérica, realizaron una concurrida presentación en el Teatro Caupolicán. Pero éste no era el día para estos grandes de la música mexicana y el público se lo hizo notar. Una pena porque se desaprovechó un gran invitado.
