EMOLTV

Los animadores de Viña: A la altura de las expectativas

Para Myriam Hernández ésta era la quinta vez que se subía al escenario de la Quinta Vergara, pero la primera con Sergio Lagos. La pareja resultó ser la correcta y refrescaron el Festival de Viña con un nuevo estilo.

01 de Marzo de 2006 | 14:45 | Ilona Goyeneche, El Mercurio en Internet




SANTIAGO.- Este año nuevamente todos los ojos estaban sobre los conductores del Festival de Viña. Aunque para la cantante Myriam Hernández ésta era la quinta vez que se subía al escenario de la Quinta Vergara, era la primera que lo hacía junto al conductor, periodista y músico, Sergio Lagos.

Las expectativas eran altas. Luego del lamentable debut como conductor de Ricardo Montaner el año anterior, no se iba a tolerar una segunda equivocación para encontrar el reemplazo idóneo de Antonio Vodanovic.

Por otra parte, se habían puesto muchas expectativas en la animación de Sergio Lagos. Él mismo anticipó que estaba preparado para conducir un evento de la envergadura del Festival de Viña. Obligado entonces a demostrarlo.

Finalmente, estaba la incógnita de cómo se iban a manejar Myriam Hernández y Sergio Lagos como pareja. A Myriam siempre se la ha criticado una cierta rigidez y Lagos es todo lo contrario a eso. Habían dos opciones: el complemento perfecto o una total falta de química.

Por el bien del Festival de Viña, Sergio Lagos y Myriam Hernández resultaron ser la pareja perfecta.

El hiperventilado

A muchos le molesta la forma de ser de Sergio Lagos. Es un conductor histriónico con un sello muy personal y una gran seguridad en sí mismo. Cuando el periodista anima le pone énfasis a su forma de hablar, se ríe fuerte y con ganas, y hace el ridículo si lo estima conveniente. Esto último es algo que en nuestro país no se cultiva por miedo y vergüenza, y por eso también se suele descalificar cuando otro lo hace.

Sin embargo, justamente ésta última característica fue uno de los factores que más condimentó el Festival de Viña y relajó a una, normalmente tiesa, Myriam Hernández. Así, al periodista se le vio saltando sobre el escenario, tirado en el suelo, haciendo movimientos extraños y reírse a carcajadas de sus propios chascarros: dijo "disco de oro para..." ó "maestro de la música tropical como Willy Sabor". El clímax fue su actuación con Ruperto. Ojo que la tuvo que improvisar dado a que falló ("se fue a la chucha") el sono promter.

Hay que decir que Sergio Lagos ya contaba con un escenario favorable. Tanto reality y programas de televisión lo habían hecho favorito entre el público chileno. Además, fue tan lamentable el desempeño de Montaner que cualquier conducción posterior difícilmente sería peor. Lo cierto es que la primera noche Sergio Lagos no había ni salido al escenario y ya gritaban por él.

No defraudó a la Quinta Vergara. Se conectó con ella, la celebró, la respetó e hizo parte del escenario. En sus palabras: "hiperventiló" al Festival de Viña.

La coprotagonista

Dado a que Myriam Hernández ya es parte del Festival su conducción no es puesta tanto bajo la lupa. Su carrera de cantante ya la ha familiarizado hace años con el escenario por lo que se maneja con soltura sobre éste. Su animación no es ni deslumbrante ni deja mucho que desear. Es la correcta. Habla bien y sólo se equivoca en contadas ocasiones que no pasan a mayores.

La cantante le da el toque femenino y elegante a las noches, no habla en exceso ni busca el protagonismo. Se nota que le gusta conducir el Festival de Viña, que se siente cómoda en la Quinta Vergara y que respeta al público.

Quizás la crítica que más la ha acompañado las cinco veces que condujo el Festival es que es muy tiesa y le falta soltarse. Sergio Lagos fue el antídoto a esto, tanto que logró hacerla bailar, reírse con ganas y salirse de su rol con gritos e improvisaciones.

La pareja del año

Sergio Lagos y Myriam Hernández fueron, sin lugar a dudas, la mejor apuesta del Canal 13 para este Festival de Viña. Mientras que la cantante se destacaba por ser la conductora más centrada, tradicional y clásica, Sergio Lagos complementó con su forma jovial, divertida y suelta.

Ambos se equilibraban mutuamente y desde el principio se mostraron respetarse y admirarse. A veces en exceso. Aunque el público pedía una y otra vez que se besaran, dándoles siempre en el gusto, además pasaron abrazándose todas las noches.

Lagos se robó la película. Fue el rey de la noche y tomó el mando de ésta con toda naturalidad del que se siente seguro de lo que está haciendo. Pese a eso, nunca se le olvidó que tenía al lado a su pareja de conducción.

Myriam Hernández, por su parte, aunque más experimentada en lo que a animar el Festival se refiere, tuvo al delicadeza de ceder el protagonismo a Lagos. Incluso disfrutó el hecho de contar con alguien supo llevar el certamen. Se relajó y divirtió dejando escapar algunas actitudes adolescentes influenciada por su compañero de animación.

Ambos supieron sortear dificultades como los rugidos del monstruo y cambios de programa. Se comunicaron con el público y conectaron con los invitados. Myriam Hernández y Sergio Lagos disfrutaron todas las noches del Festival de Viña y no dudaron en mostrarlo.

Sí, claro, hubo algunas equivocaciones y baches propios de una primera animación junta. A Sergio Lagos se le podría recomendar que no exagere con sus bailes extraños y saltos de rockero. A Myriam se le debe advertir que los arrebatos adolescentes se los deje a su conductor y que su rol es complementarlo con elegancia y madurez. Pero pese a lo anterior el Festival de Viña puede descansar tranquilo, ya tiene sus nuevos conductores.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?