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Sebastián José

31 de Marzo de 2006 | 18:48 | Amanda Kiran
Que me mire, ya cambia mi día. Al verlo reír, sigo sola riendo el resto del día. Un suspiro es amor, puro. Una lágrima es pena confusa y profunda. Un sonido al hablar es magia en mis oídos. Una mirada intensa me deja sin respiro. Un rizado nuevo se nota en el mundo. Un diente solitario se disfruta eternamente. Una siesta en mis brazos es como el sueño del edén.

Los que lo quieren, me quieren a mí. Los que le dan besos, me están dando besos a mí. Una carcajada no se escaparía. La primera la llevo aún conmigo. Su olor es como el perfume más caro. Pero gratis. Su simpatía viene desde la vitrina. Y la disfruto.

Tengo miedo de empezar a hacer un mal trabajo, porque ahora me toca a mí. Me corresponde mantener esa risa. Esa calma. Esa forma de observar el mundo, y los detalles que hay en él.

Me corresponde tratar de mantener la perfección que sólo un ser de estas cualidades puede tener. Me corresponde empezar a liderar sus gestos, sus cariños, sus valores, sus intereses. Guiar las decisiones que solo deba tomar. Me toca acompañar sus miedos y sus triunfos.

Estoy empezando esta carrera nueva. Y qué carrera. La más difícil que me ha tocado vivir, y la mejor. La más desafiante y delicada. La con mayor importancia.

¿Le irá a gustar el deporte? ¿Correr? ¿Subir un cerro? ¿Acompañarme a jugar? O ¿le va a gustar leer? ¿Ver televisión? ¿Chatear todo el día? ¿Escuchar música? Que irá a pasar con las matemáticas, las ciencias, la historia...

Entonces, lo veo. Lo siento. Conversa. Lo huelo. Me mira. Sonríe... Alega, lo entiendo. Doy gracias por tenerlo. Y dejo de pensar. Dejo de parecerme a Pancho Puelma con su hit de los ochenta. Lo dejo vivir, y me dejo a mí misma disfrutar su presente. Mi presente. El nuestro. Mi carrera. La carrera de ambos, que juntos iremos forjando y conociendo.

Entonces, lo subo al coche. El de tres ruedas… Me pongo la tenida deportiva. Y salimos -juntos- a correr.


Amanda Kiran