WEGGIS.- Unas 7.000 personas se reunieron hoy para despedirse de las estrellas brasileñas, y el pequeño pueblo de Weggis comenzó a volver a la normalidad después de dos semanas del carnaval que fue la concentración de los pentacampeones en los alpes suizos.
Aficionados vestidos de verde y amarillo llenaron el estadio y las colinas aledañas para observar la última sesión de práctica de los brasileños antes de partir el domingo hacia Alemania para encarar la Copa del Mundo.
Visitantes brasileños y residentes locales bailaron y cantaron mientras los jugadores entrenaban.
Brasil enfrenta el domingo en Ginebra a Nueva Zelanda, y de inmediato viajará a Alemania.
"Fue grandioso tenerlos aquí", dijo Larissa Hegglin, de 16 años.
Weggis, localizado a orillas del lago Lucerna y en la falda de los Alpes suizos, se transformó para darle la bienvenida al equipo verdeamarelho.
Más de 10.000 personas llegaron a diario al poblado para ver a los jugadores, las banderas brasileñas decoraron cada esquina, y el portugués se convirtió en el segundo idioma más escuchado en las calles.
"Todavía no puedo creer que estuvieron aquí", dijo Jana Radi, de 17 años. "Fuimos muy afortunados".
Las autoridades de Weggis calcularon que el pueblo recibió ganancias económicas de entre 3,8 y 8,2 millones de dólares.
La Confederación Brasileña de Fútbol alegadamente recibió 1,5 millones de dólares para que su equipo entrenara en la localidad.
A medida que la delegación brasileña y los cientos de periodistas que la siguen abandonaba el pueblo, los establecimientos de comida instalados cerca del estadio cerraron sus puertas, y la samba dejó de escucharse en las calles.