BERLÍN.- La Copa del Mundo de Alemania todavía no ha comenzado, pero ya se pueden anticipar algunos momentos estelares y otros que embargan de tristeza a los amantes del buen fútbol.
Los jugadores y los hinchas de las selecciones debutantes de Ghana, Costa de Marfil, Togo y Trinidad y Tobago, el país más pequeño que jamás ha participado en la fase final de un Mundial, vivirán un momento mágico el día de su primer partido.
La misma impresión sentirá el inglés Theo Walcott, que con 17 años es el más joven de la competición, si su seleccionador, el sueco Sven-Goran Eriksson, le ordena que salga al campo.
"Estoy entusiasmado con la idea de que pueda jugar en el Mundial. Posee un gran talento", dice Eriksson en un anticipo de que no descarta ofrecer a Walcott la oportunidad de su vida.
El español Cesc Fábregas, de 19 años, comparte idéntica ilusión con Walcott, aunque cuenta con más posibilidades de debutar, ya que su seleccionador, Luis Aragonés, lo ha incluido en las alineaciones iniciales en los amistosos de preparación.
"El Mundial es un sueño", afirma Cesc, que se incorporó al Arsenal con sólo 15 años de edad y cuya visión y técnica desplazaron nada menos que a Patrick Vieira, campeón mundial con Francia.
Mientras Walcott y Cesc sueñan con el debut, algunos jugadores veteranos no quieren imaginar la escena que ya tienen preparada: el adiós al fútbol.
Zinedine Zidane, "Zizou", el elegante centrocampista que lideró a Francia en la conquista del Mundial de 1998 y del Europeo de 2000, se marcha del fútbol en el que entró y progresó con la idea de imitar a su ídolo de la infancia, el uruguayo Enzo Francescoli.
"Zizou" ya se había retirado de los "bleus" tras el Europeo de 2004, pero un año más tarde no pudo resistirse al ruego de que regresara a una selección que sufría en el camino hacia el Mundial.
Jugadores como "Zizou" nunca deberían de jubilarse por el bien del fútbol y, sobre todo, de sus equipos, ya que dejan una huella tan profunda que sus equipos tardan años en encontrar un sustituto que los relegue al olvido.
Quien parece no querer jubilarse es el portero de Túnez Ali Boumnijel, que con 40 años es el más veterano del Mundial.
Si se mira su trayectoria, se comprende que mantenga una férrea voluntad de seguir: desde el Mundial de 2002 es el primer portero de Túnez, después de una década a la sombra de Chokri El Ouaer.
Aunque se resista a quitarse los guantes, la edad de Boumnijel (48 veces internacional y campeón de la Copa África 2004) anticipa que la de Alemania será su última participación en un Mundial.
Al seleccionador de Inglaterra, el sueco Sven Goran Eriksson, sí le han encontrado sustituto. Pase lo que pase en Alemania, el técnico se irá una vez terminada la cita germana.
Será un momento de tristeza para Eriksson, que después de seis años traspasará el puesto al que ha sido su ayudante técnico Steven McClaren, entrenador del Middlesbrough.
Eriksson y la federación acordaron la rescisión en enero pasado después de la polémica suscitada por los comentarios del técnico a un reportero de "News Of the World" que se hizo pasar por un jeque, declaraciones en las que afirmó que ciertos entrenadores y clubes de la "Premier" estaban involucrados en casos de corrupción.
Eriksson está convencido de que Inglaterra tiene equipo para ganar el Mundial, pero ni siquiera la gloria del triunfo impedirá que entregue el bastón de mando a McClaren. Sólo le costará que la tristeza del adiós sea mayor.
