BERLIN.- El guardameta angoleño Joao Ricardo es un extraño caso en el Mundial, un portero sin club, contra el que hoy se estrelló la selección mexicana (0-0).
Fruto de un pacto con el seleccionador angoleño, Luis de Oliveira Goncalves, Joao Ricardo se comprometió a entrenarse en solitario durante doce meses para mantener la forma.
Con 36 años y sin club, Ricardo, el único jugador blanco de la alineación titular contra México, podría haber pensado en el retiro, pero su sueño era acudir a un Mundial con la selección angoleña.
Nacido en Luanda, Joao Ricardo emigró a Portugal, con cuatro años, tras la independencia del país, y allí ha desarrollado su carrera profesional, en clubes más que modestos; Académico Viseu, Salgueiros y Moreirense, que decidió no renovarle el contrato en 2004.
Desde entonces, el meta angoleño busca un club sin éxito y su participación en el Mundial de Alemania puede ser el mejor escaparate para lograrlo.
Contra México, alternó buenas actuaciones con algunos errores, pero su experiencia fue decisiva para mantener la calma del conjunto en los minutos finales, cuando el equipo norteamericano se volcó sobre la meta angoleña a la desesperada.