FRIBURGO.- La FIFA aseguró que el Mundial de Alemania 2006 vería a "los mejores árbitros" de la historia, pero cuando ha trancurrido un tercio del campeonato, las críticas vuelven a arreciar sobre los jueces.
La última controversia se desató el domingo en el empate 1-1 de Francia y Corea del Sur, cuando en el minuto 30 del partido en Leipzig, no fue concedido un gol al francés Patrick Vieira pese a que el balón impulsado por su cabeza traspasó claramente la línea.
Según la versión de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), extraída de su página de Internet, el portero surcoreano "Lee Woon Jae consiguió mantener el balón fuera antes de que cruzara la línea".
Las repeticiones televisivas, sin embargo, mostraron claramente que el balón cruzó efectivamente la raya de gol y el árbitro mexicano Benito Archundia debería haber concedido el tanto.
Dos días antes, durante el demoledor 6-0 de Argentina a Serbia y Montenegro en Gelsenkirchen, el defensor sudamericano Roberto Ayala vio también cómo se le negaba un gol similar, aunque en ese caso las imágenes de televisión no consiguieron despejar completamente la duda de si la pelota cruzó o no la línea.
Los dos episodios podrían haber sido aclarados con el uso de las llamadas "pelotas inteligentes", que contienen un chip que envía una señal de radio a los árbitros en cuanto el balón cruza la línea.
Sin embargo, la tecnología está aún en fase de experimentación y hasta ahora se consideró "no confiable" tanto por la FIFA como por la casa deportiva Adidas, fabricante del balón oficial del Mundial.
Las críticas se centran también en la gran cantidad de tarjetas amarillas y rojas mostradas en el torneo. En el mismo Francia-Corea del Sur, el capitán "bleu" Zinedine Zidane vio la amonestación por arrollar a un jugador rival durante los últimos minutos de su encuentro.
La decisión fue controvertida, pero impedirá a Zidane jugar el viernes, en el día de su 34 cumpleaños, ante Togo. Los franceses podrían caer eliminados ante los africanos, por lo que Zidane habría jugado el domingo en Leipzig su último partido como profesional.
El mayor crítico hasta ahora con los árbitros fue el entrenador de Estados Unidos, Bruce Arena. Los norteamericanos terminaron su partido ante Italia el sábado con nueve hombres, después de que el uruguayo Jorge Larrionda expulsara a dos jugadores, uno al final del primer tiempo y otro nada más empezar el segundo.
El italiano Daniele De Rossi había sido expulsado también antes por darle un codazo a Brian McBride, lo que convirtió el encuentro en el cuarto de la historia mundialista con tres expulsados.
Arena se mostró lógicamente furioso tras el partido, pero menos comprensible es la reacción del presidente del comité organizador, el alemán Franz Beckenbauer. "Esto es fútbol, no ajedrez. ¿Qué quieren? ¿Que los jugadores dejen de luchar por la pelota?", preguntó tras el partido en Kaiserslautern.
La lista de polémicas es larga. Ghana no obtuvo un claro penal ante Italia, el gol de Japón ante Australia estuvo precedido de una falta al portero, y el árbitro suizo Massimo Busacca estuvo excesivamente riguroso en la expulsión del defensa ucraniano Vladislav Vashchuk ante España.
En cualquier caso, los Mundiales siempre tuvieron un componente de controversia. En 1966, un gol que parece no entrar le fue concedido en la final a una Inglaterra que acabó imponiéndose a Alemania, y en 1986, ¿quién sabe lo que habría pasado si no se hubiera validado el gol con la mano del argentino Diego Maradona ante los ingleses?