EFE |
HANNOVER.- Las loas y el favoritismo que se ganó en su redonda primera fase volvieron a torcerle la mano a la selección española, que escribió otro capítulo de desilusión en su historial de los Mundiales al caer por 3-1 ante Francia en los octavos de final de Alemania 2006.
El equipo de Luis Aragonés, al que se había indicado como el conjunto que mejor fútbol practicó durante la fase inicial junto a Argentina, se atragantó en la primera de las rondas decisivas y otra vez vio de lejos la posibilidad de equiparar su mejor actuación en una Copa del Mundo, cuando en 1950 obtuvo el cuarto puesto.
El golpe se lo dio una selección francesa de la que a estas alturas nadie esperaba mucho, dadas sus pálidas presentaciones en la primera fase que le significaron un paso "rasguñando" a los octavos de final.
Pero el equipo de Domenech creció, con Franck Ribery y Patrick Vieira como principales figuras, pero con un fútbol que en conjunto fue el mejor que ha mostrado hasta el momento en canchas germanas.
El equipo español tuvo todo para continuar en carrera en Alemania, especialmente con el "regalo" que recibió a los 27 minutos, con una torpe falta de Lilian Thuram en el área que le permitió poder abrir la cuenta desde los doce pasos, gracias a la gran ejecución del goleador David Villa.
La apertura le dio una confianza algo excesiva al conjunto español, que desde la segunda media hora comenzó a sufrir lo indecible con los desbordes del incansable Ribery, generador de las principales ocasiones de gol de su equipo durante todo el partido.
Pero fue otro de los estandartes del cuadro galo, el pivote Patrick Vieira, quien a los 40' cambió el curso del partido con un pase notable que dejó absolutamente solo a Ribery para el mano a mano con Casillas. El veloz jugador no tuvo problemas y definió con tiro cruzado cuando ya lo acechaban dos zagueros hispanos.
El empate parecía ser el condimento que engalanaría el segundo tiempo con más llegadas a los pórticos, pero ambos cuadros terminaron siendo algo más cuidadosos en su actuar, llevando el partido a concentrarse en la mitad del campo y las afueras de las respectivas áreas.
Con esa tendencia, el partido parecía estar condenado al alargue y quizás una eventual definición desde el punto penal, pero el encuentro despertó de golpe a los 82 minutos, con un cabezazo de Patrick Vieira que rebotó en el zaguero Sergio Ramos antes de colarse en la portería de Casillas, decretando un 1-2 que desmoronó al público español.
Algunos intentos desesperados no fueron suficientes para suplir los pasajes más opacos de fútbol que mostró España en el Mundial, y más aún Francia liquidó todo en los descuentos con un nombre que les hará doler: el "retirado" Zinedine Zidane, que los españoles decían que hoy jugaría su último partido profesional, definió como en sus viejos tiempos un contragolpe.
Zidane extenderá así su carrera al menos por un partido más, y uno con bastante simbolismo, pues será ante una selección brasileña ante la que ya salió airoso hace ocho años, en la histórica consecución del título mundial en Francia '98.