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Francia, entre la euforia y la prudencia

Ahora, luego de su triunfo frente a Brasil, la posibilidad del segundo título es real, y se necesita la cabeza fría para conseguirlo.

02 de Julio de 2006 | 08:35 | DPA
FRANCFURT.- Dos horas después del triunfo ante Brasil, el autobús de la selección francesa de fútbol abandonó el Waldstadion de Frankfurt con los jugadores bailando en su interior y su conductor accionando la bocina cada dos segundos.

Minutos antes los futbolistas habían hecho un llamamiento a la calma, pero la contradicción estaba, por una vez, justificada. Acababan de derrotar al "invencible" Brasil de las megaestrellas y se habían clasificado para semifinales del Mundial de Alemania 2006, mucho más lejos de lo que siquiera ellos mismos pensaron.

Pero ahora la posibilidad del segundo título es real, y se necesita la cabeza fría para conseguirlo.

"El partido de hoy lo tenemos simplemente que olvidar", afirmó el arquero Fabien Barthez, que luego fue sin embargo uno de los líderes de la improvisada "batucada" que se organizó en el vehículo.

Nadie contaba con Francia. Su equipo es el de mayor edad del Mundial, por encima de 30 años para los once titulares, su astro Zinedine Zidane llevaba dos años sin rendir siquiera cerca de su mejor nivel y se multiplicaban las disputas internas. Gregory Coupet amagó con abandonar el equipo sólo unos días antes del Mundial, enfadado con el técnico Raymond Domenech por haber elegido a Barthez como titular.

El arranque no fue bueno, con sendos empates ante Suiza y Corea del Sur y una victoria sin excesivo brillo frente a Togo. Pero en el momento de la verdad Francia creció: derrotó en octavos a España, una de las revelaciones de la primera fase, y fundió al todopoderoso Brasil en cuartos.

Incluso los propios jugadores parecieron sólo entonces creer en sí mismos. "Se puede contar con Francia para el título", afirmó Patrick Vieira. Hace sólo unas semanas ni en sus mejores sueños podría haber pronunciado la misma frase sin sonar arrogante.

"Lo bueno es que cada vez somos mejores partido a partido. Tuvimos un mal comienzo, pero fuimos mejorando", agregó el centrocampista de la Juventus.

La principal clave del éxito francés es probablemente Zidane. Como anunció que tras el Mundial se retira, españoles y brasileños insistieron en que el suyo sería su último partido, pero el marsellés tenía otras ideas y sacó el repertorio que tenía casi apolillado en el armario.

Su "resurrección" es un símbolo de la reivindicación de los campeones mundiales de 1998. "Zidane es el maestro. La gente tiene muy poca memoria", recordó Barthez, otro de los miembros de la "vieja guardia".

Pero al mismo tiempo que se reivindican, los franceses tienen que asumir su nueva condición de favoritos al título. Y mientras sus hinchas celebraban en las calles de Frankfurt hasta altas horas de la madrugada, ellos miraban una copa que ahora tienen al alcance de la mano y que empieza con la semifinal del miércoles ante Portugal. "Todavía no ganamos la final", advirtió Vieira.
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