FRANCFORT.- La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) pretende que en el Mundial de Sudáfrica 2010 los árbitros sean ya profesionales, según publicará mañana la revista alemana "Der Spiegel".
Según la revista, los planes de la FIFA incluyen invertir 40 millones de dólares en los próximos cuatro años en cursos para los jueces. "Tenemos que profesionalizar la actuación de los árbitros. Esa es una lección básica de este Mundial", afirmó el presidente de la FIFA, Joseph Blatter.
"Se puede ver lo a menudo que están los árbitros en mitad del escándalo. Ni siquiera tengo que nombrar a Hoyzer o Brasil o Asia o ahora Italia. Estoy muy centrado en que se les ayude", dijo el dirigente a dpa. "No se trata sólo del salario, sino de la psicología de la profesión. Si es mi profesión, soy menos influenciable por agentes externos".
Blatter dijo a "Der Spiegel" que espera que en el futuro "haya un enfoque uniforme en la aplicación de la reglas" por parte de árbitros profesionales, que se ganarán el sueldo dirigiendo partidos. Según el suizo, los jugadores no saben dónde está la línea límite cuando "un árbitro deja pasar las cosas y otro toma decisiones severas".
El suizo fue muy crítico con algunos arbitrajes en el Mundial de Alemania, especialmente con el ruso Valentin Ivanov en el partido entre Portugal y Holanda, en el que expulsó a cuatro jugadores y batió el récord de tarjetas mostradas.
"El árbitro tomó algunas decisiones inconsistentes y no estuvo al mismo nivel que los participantes, los jugadores. Podría haber habido una amarilla para el árbitro", dijo al canal de televisión portugués SIC.
Blatter se mostró especialmente molesto con la actuación arbitral porque después de las grandes críticas cosechadas en el Mundial de Corea/Japón 2002, se había propuesto mejorar el nivel de los jueces.
La "orgía" de tarjetas de Ivanov el 25 de junio en los octavos de final, con cuatro expulsados y ocho amonestados fue un nuevo récord en la historia de los Mundiales.
Y fue sólo tres días después de que Blatter criticara vehementemente al inglés Graham Poll, que anunció su retirada del arbitraje internacional a su regreso a Inglaterra, por mostrar tres tarjetas amarillas al croata Josip Simunic antes de expulsarlo.
Tras el fracaso de 2002, el jefe de la FIFA había apostado por la fórmula de nominar tríos fijos de colegiados que hubiesen trabajado juntos al menos durante los dos años anteriores en sus respectivos países.
Además, todos los jueces estuvieron "sujetos a rigurosas pruebas físicas y psicológicas" antes de ser elegidos, según señaló el director de comunicación de la FIFA, Markus Siegler.
El los 63 partidos disputados antes de la final de hoy en el Mundial, los árbitros expulsaron a 27 jugadores, tantos como nunca antes. Y también las 303 tarjetas amarillas significan un récord negativo en la historia de los Mundiales.