Esta no es una película fácil de aceptar, los amantes del cine alternativo, del cine arte o alguna variante similar seguramente la van a aplaudir de pie, pero habrá varios a los que seguramente les chocará y sentirán la tentación de pararse e irse sin terminar de verla.
Es normal que directores como Carlos Reygadas (“Japón”) sientan la necesidad de provocar con sus obras, porque ellos están lejos del cine comercial y convencional, sus obras son un fiel reflejo de sus ideas y de la forma en cómo ven su entorno, pero en este caso queda la sensación de que todo estuvo sólo pensado para causar polémica olvidándose de todo lo demás.
La historia de Marcos y su lento avance hacia un punto en su vida en que sólo había opción para la autodestrucción o seguir sin rumbo, con los ingredientes adicionales de la niñita cuica que tiene una doble vida y un secuestro que termina mal, es difícil de tolerar sin sentir que su realizador está tratando de abrirnos los ojos a empujones en vez de utilizar el sutil arte de las imágenes para conseguir lo mismo.