El Mercurio
La gracia de los documentales es que les permiten a sus realizadores tomar una cámara y contar una historia como ellos la sientan, utilizando los recursos que quieran y, lo más importante, dándole el enfoque que deseen.
En los últimos años hemos visto dos grandes ejemplos: “Bowling for Columbine” y “Fahrenheit 9/11” del estadounidense Michael Moore, dos potentes ejercicios de ironía y sarcasmo.
En ambos casos, los chilenos vimos las desgracias de los estadounidenses como meros “espectadores” de una realidad que no podía dejar indiferente a nadie, pero que aún así no estábamos obligados a sentir de manera cercana.
Esto no se repite con “Salvador Allende”, el nuevo documental de Patricio Guzmán (“La Batalla de Chile”), que luego de una larga espera llega a Chile para mostrarnos la historia política y personal del ex líder de la UP, centrándose especialmente en los últimos días de su gobierno.
El 11 de septiembre de 1973 es una fecha que seguirá generando debate y confrontando opiniones, un sentimiento que se puede sentir sin problemas a través de las imágenes que van dando vida al trabajo de Guzmán, quien trata de reconstruir la figura de un hombre, que como él mismo lo dice en el documental, lo marcó.
La mayoría de las tomas en blanco y negro que recuerdan esos días, le pertenecen y las utiliza para construir un relato en que va trazando su pensamiento de manera tranquila, sin llegar a ofender, y sin convertir su documental en un tedioso monólogo, porque utiliza una larga lista de testimonios para ir armando su historia.
El “Mono” González, el líder de la brigada de muralistas Ramona Parra; la diputada Isabel Allende, hija del ex presidente; su ex secretaria personal, la Payita; el embajador de Estados Unidos que estuvo en Chile en la época del ’73, van relatando sus recuerdos de esos años y ayudando a Guzmán a crear un largometraje que aporta una visión en que no sólo se analiza la parte política de lo que sucedió en esos años, sino que también va surgiendo un retrato de los ideales que se enfrentaron y la fuerza con que se luchó por ellos.
Algunos, con razón, podrán sentir que Guzmán se centra en un lado de la historia, pero esa es una “tendencia” que han tenido todos los que de han abordado el tema, a través de la literatura, el arte, la historia o, simplemente de alguie que creció escuchando lo que pasó en esos años.