No pretende más que hacer pasar un rato gratamente risueño y, en honor a la verdad, es un estreno de menor cuantía. Pero aparte de cumplir su propósito, "Amores Unplugged" tiene una gracia extra: nos recuerda que otros tipos de humor, distintos al festival de garabatos y chistes sexuales que hoy impera en el teatro capitalino, son posibles y muy eficaces.
Tras un largo receso de la compañía y su sala, La Feria -que debutó en 1977 con la admirable "Hojas de Parra"-reaparece aquí retomando el método de creación colectiva que marcó su primera y mejor etapa, claro que en un registro por completo inofensivo. Suerte de cruce entre un sainete deschavetado y un Woody Allen a la criolla, trata de un acomodado matrimonio judío buscando escapar de la rutina y el fastidio.
Con sus frecuentes alusiones a figuras del Chile actual, este divertimento es más cómico cuando se ríe de la siutiquería. A todas luces, la dramaturgia y los personajes resultan endebles, y la obra parte mejor que lo que sigue. Pero es obvio que los actores, con sus poco exigentes caracterizaciones, lo pasan bien. Eso se contagia, y compensa el aire descaradamente informal, a ratos desprolijo, del montaje.