Calificado en un principio como un innovador abstracto que pinta un clásico, y hoy reconocido internacionalmente como uno de los creadores sudamericanos más vanguardistas de comienzos del siglo pasado.
Pese a que su obra ha sido puesta en esos caminos, a Emilio Pettoruti le molestaban los motes. Le molestaba, por ejemplo, que lo asociaran restringidamente al futurismo y al cubismo europeo, según los relatos de varios críticos de la época.
Aunque su biografía está muy ligada a Europa y a sus tendencias, el artista nunca se sometió a sus estrictos cánones, sino que marcó su obra con un sello personal y latinoamericano.
Parte de esa esencia es la que se puede apreciar en los seis grabados y una pintura del artista que se exponen desde este mes en la Sala Latinoamericana del Museo de Arte Contemporáneo, en una muestra que permanecerá abierta hasta enero del próximo año.