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El diablo se viste a la moda

12 de Octubre de 2006 | 11:59 | Antonio Martínez, El Mercurio
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Fox

Para Meryl Streep el papel de Miranda Priestly tiene la medida de un antiguo aviso de TV: lo hace sin moverse del escritorio. Una mirada glacial sobre los subordinados, un par de gestos de impaciencia y hastío, desprecio general y con eso es la editora general de la revista "Runway", una publicación con sede en Nueva York que marca la pauta en el mundo de la moda.


Miranda, ya desde los créditos de "El diablo viste a la moda", es la mujer temida y respetada por su poder y soberbia, por su lengua de avispa y porque es una implacable máquina de conocimiento y eficiencia. El personaje y la revista ficticios tienen como remitente, por lo visto, a "Vogue" y a una de sus editoras jefe, según el  bestseller en que se basa la película.


A ese mundo de belleza, nervios, millones y elegancia, llega Andy Sachs, (Anne Hathaway) que sueña con convertirse en periodista, pero como paso previo postula al puesto de asistente de la secretaria de Miranda, aunque es desgarbada, se viste mal y es una joven que no pertenece a ese estanque inundado por aves de fantasía y pavos reales. Andy es la aprendiz y Miranda, que es reina y también bruja, ve en ella un destello de posibilidades y por eso la contrata, pero para probar su temple y resistencia la somete a presión y le exige distintas misiones, desde la rutina del café diario a la más difícil de todas: el manuscrito del último "Harry Potter".


Andy, en este camino ascendente por el mundo de la moda, ve cómo su novio y viejas amistades se distancian, mientras se envuelve cada vez más en su trabajo y en el éxito que llega con fiestas, famosos y un gran final de temporada en París, que tiene las connotaciones de los cuentos de hadas: ciudad mágica, romántica y luminosa. Esta película no es de dibujos animados, pero podría serlo, por el espesor sicológico de los protagonistas, por los mecanismos dramáticos de las resoluciones y porque responde a los tópicos de una historieta clásica e ilustrada: la reina malvada, una secretaria envidiosa, el grillo amigo y buen consejero, un par de príncipes encantados y la protagonista que de pata sosa, fea y perseguida, se convierte en un cisne maravilloso e imprescindible porque aprende a lucir trajes, zapatos y carteras de marca.


"El diablo viste a la moda" es una película con numerosas influencias literarias y cinematográficas: "La Cenicienta", "El patito feo" y "El sastrecillo valiente", entre las primeras; "Tom y Jerry", entre las segundas.


La enseñanza de la película, porque obviamente la tiene, es que en el universo de la moda, pese a las exigencias y competitividad, hay seres humanos normales, frágiles y queribles.


En otros universos y más allá de la moda, por ejemplo gastronomía, periodismo o finanzas, ocurre exactamente lo mismo. Y en todas partes se puede ser feliz o infeliz.


Las enseñanzas, en rigor, no califican como mayúsculas, pero son coherentes con la talla de película: minúscula.

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