Fue justamente "materia y alma" las que se conjugaron para llevar a cabo con éxito la restauración del rico patrimonio religioso de los valles de la IV Región, proyecto impulsado por la arquidiócesis de la zona, desarrollado por el Centro Nacional de Conservación y Restauración, financiado por Fundación Andes y apoyado por la comunidad que fue víctima del terremoto de 1997, el cual dejó a sus templos con severos daños.
La publicación "Materia y Alma: conservación del patrimonio religioso en los valles de Elqui y Limarí" tiene por objeto difundir el trabajo realizado en conjunto, desde fines del año 2000 hasta el 2003, por todas las instituciones involucradas y quienes “con cariño y dedicación se dieron a la tarea de recuperar pinturas murales, altares, santos, pinturas y grabados”, según explicó la directora del CNCR, Magdalena Krebs.
Así la tragedia, el terremoto del 14 de octubre de 1997, dio paso a la recuperación y a la vuelta a la vida de estos objetos sacros tras solicitar el Arzobispado de La Serena la colaboración del CNCR, para establecer un diagnóstico de los daños a los templos de valor patrimonial y evaluar el estado de conservación de sus altares e imágenes. A partir de ello, se inició con la activa colaboración de la Universidad de Antofagasta, el proyecto de restauración que se desarrolló en tres grandes áreas de acción: documentación, conservación y capacitación.
De esta manera, la totalidad del patrimonio de la Arquidiócesis fue rigurosamente registrado; se investigó el origen de estas iglesias; la selección de bienes religiosos fue acuciosamente estudiado; las imágenes policromadas y las pinturas más dañadas fueron transportadas a los laboratorios del CNCR en Santiago para ser intervenidas, y como no era posible trasladar todos los bienes, se organizaron “misiones de conservación” para ejecutar intervenciones mínimas in situ. Paralelamente, se realizaron varias jornadas de capacitación durante los casi tres años que duró la restauración de las iglesias y de elementos sacros.
El grupo humano
“El proyecto -relata Magdalena Krebs- movilizó a un enorme grupo de personas, entre quienes se contaron sacerdotes, conservadores/restauradores, arquitectos, constructores, ingenieros, investigadores, fotógrafos, antropólogos, escultores, orfebres y carpinteros. La publicación da cuenta de su rigor y trabajo. Sus Santos pasaron a formar parte de nuestros laboratorios, recordándonos el profundo significado espiritual que templos, altares e imágenes tienen para las comunidades propietarias”.
En la presentación de este importante trabajo de investigación participaron Manuel Donoso Donoso, Arzobispo de La Serena y Magdalena Krebs Kaulen, directora del Centro Nacional de Conservación y Restauración.