Pierpont Mauler es un hombre dispuesto a todo para hacer surgir sus empresas, incluso utilizar para su propio provecho las reivindicaciones sociales propuestas por Juana Dark, ingenua e idealista predicadora evangélica. Éste es el nudo principal de "Santa Juana de los Mataderos", historia original de Bertolt Brecht que esta vez es llevada a escena por los actores de la Universidad Arcis, en medio de una estética típica de Ramón Griffero.
Dark es una verdadera Juana de Arco de nuestros días que, sin querer, le otorga a Mauler la llave para acceder a la conciencia de los desposeídos sublevados y luego manipularlos a su antojo. Gracias a estas claves, el protagonista se arma de un discurso filantrópico de pacotilla que sólo va en provecho de sus egoístas intereses.
La evidente crítica de la obra no se realiza de ninguna manera en un tono gris y escéptico, sino en uno netamente de comedia, puesto que la diversión era, para Brecht, el principal vehículo para la crítica en el teatro. La obra presenta, de este modo, un jocoso y descarnado análisis a estamentos bien reconocibles de nuestra sociedad, tales como las controvertidas líneas telefónicas de atención al cliente, los defensores de los oprimidos, las instituciones de caridad y los medios de comunicación.
La pieza original transcurre en la ciudad de Chicago y en medio de la depresión económica, pero el cambio de escenario y el paso del tiempo no le han restado ni un poco vigencia ni pertinencia.