Ordenado desorden
Esta película es una grata sorpresa. Producida y protagonizada por Hilary Swank ("Million dollar baby"), se trata de un relato fragmentado, que avanza y retrocede en el tiempo para mostrar diversas historias conectadas por el pretexto de la hora (los clímax de cada relato coinciden a las 11:14 pm) y ligadas además por ingeniosas excusas argumentales. En un pequeño pueblo, un automovilista algo pasado de copas (Henry Thomas, el niñito de "ET") choca con algo y parece ser que ese algo es - o era- una persona. Por otro lado, una banda de adolescentes a bordo de una camioneta, y al mando de Colin Hanks (hijo de Tom Hanks), comete pequeños actos vandálicos. En las mismas calles, un padre (el renacido Patrick Swayze) trata de borrar las huellas de una muerte que podría inculpar a su joven hija: una mujer (Rachel Leigh Cook) llena de secretos y con un novio que decide asaltar un minimarket, atendido por Hilary Swank.
"11:14" junta y ordena todas estas ramas en un corpus inteligentemente armado. Un ordenado desorden filmado por el guionista y director debutante Greg Marcks, quien disecciona el continúo del antes y después en un notable ejercicio de estilo que le sirve para revelar la fatalidad, el absurdo, la mala suerte y la tragedia que rodea a sus personajes. A la postre, personajes condenados a deambular en una ruta predestinada y de la que somos testigos en más de una ocasión. Personajes que mueren, pero que vuelven a revivir en los flashbacks.
Pero al igual que Alejandro González Iñárritu ("Babel"), Chris Nolan ("Memento") o Tarantino ("Tiempos violentos"), Greg Marcks está consciente de las virtudes de la fragmentación del tiempo y, más allá de la forma y el estilo, sabe además imponer buen drama, interés y sorpresa cuando al poco andar ya sabemos lo que ocurrirá. Las 11:14 es la hora de la verdad. Pero aunque sea la hora final, el tiempo vuela gracias a un guión redondo y una realización concisa y perfecta.
Ernesto Garratt Viñes