Voy y vuelvo

Voy y vuelvo. Eso dije hoy. Y después atropellé a un conejo. Él también fue, pero no volvió. Y por mi culpa. Nuestra culpa en realidad. Culpa compartida. Salió alocado, y yo no lo vi.

Y en medio instante el mundo se me hizo pequeño y corto. Desperdiciado. Intranquilo.Y de inmediato pensé que siguen esperándome. A los que les prometí volver. Y yo también espero. Espero que alguien vuelva. Que vuelva pronto. Pero me remonto a la salida, y es cuando me da miedo.

Qué arrogancia prometer una vuelta sin poder a ciencia cierta asegurarla. Lo que sí pasa es que siempre vale la pena volver. Bajo cualquier circunstancia. Es cuando pienso en lo que debo enseñar. Lo que debo dejar, lo que debo inmortalizar. Lo importante que son todos los momentos, y lo que dejo en ellos.

Y llegamos a la adopción de caracteres. De lapsos, de sucesos, de conversaciones. Es cuando recordamos pláticas, experiencias y anchuras extremas. Salir de la burbuja. Y las recorremos una y otra vez, como una carrera de 5.000 metros en una pista de 400.
Una carrera monótona, pero desafiante.

Ese pulso en contra tuyo. Un dolor personal y permanente a vencer, en 12 y media vueltas.,Y terminas por ganarle a la frustración de avanzar sin llegar, hasta que pasas la meta. Tu meta. Tu propio límite.

Las vueltas quedaron plasmadas. Es entonces, cuando leo el periódico, veo los noticiarios. Escucho a lo que le damos tanta importancia. Y sigo pensando que están nuestros salvadores que nos dejan escapar de vez en cuando de la realidad siniestra.

Oportunos héroes. González, Ríos, Massú, Salas, Zamorano, Olivera, Van Lamoen, Salazar, De Gavardo, Köbrich… y me deben quedar varios en el teclado.

Por fin, por suerte, por la cresta. Entonces vuelvo a la mañana, después del "voy y vuelvo". Recojo al conejo. Le pido mis disculpas y lo dejo enterrado, para que duerma tranquilo. Se me caen las lágrimas. Es que la sensibilidad me atormenta por estos días. Ya necesito vacaciones.

Pero es viernes. Y llegaron para mi. Salgo a mi recreo el viernes. Y podré volar. Volar y después volver. Salir, para disfrutar un tiempo libre, en familia, sin tener que despedirme cada mañana, arriesgando la frase. Voy y vuelvo.

akiran@mercurio.cl