Cerati hizo la excepción y rompió las reglas

VIÑA DEL MAR.- El Festival de Viña tiene una especie de manual no escrito, con leyes que casi cincuenta años de historia transformaron prácticamente en un dogma.

Una de las más importantes dice que un artista no debe experimentar en Viña, darse lujos. Que no hay que mostrar canciones nuevas, no difundidas alguna vez en las radios, sino que ir directo a las sandías caladas. Hits y punto.

Gustavo Cerati los tiene para regalar, tanto de su carrera solista como de Soda Stereo. Puede sumar ello a la tan festivalera nostalgia de haber cumplido 20 años desde su anterior paso por la Quinta Vergara, e incluso la que provocan los manoseados ochentas.

Todo estaba dado. Y sin embargo el argentino decidió salirse del guión, y presentar en su regreso al Festival de Viña un show basado principalmente en su último disco, el aún fresco Ahí Vamos (2006).

Así, lo que se vio sobre el escenario fue básicamente una presentación eléctrica, la tan mentada faceta post-electrónica de Cerati, que lo llevó de regreso a las cuerdas (en las que se luce), y que mostró a través de temas como "La excepción", "Bomba de tiempo", "Adiós", "Lago el cielo" y "Caravana".

El recuerdo sólo vino de la mano de nuevas versiones de los temas de Soda "Té para tres", "Prófugos" y "Juego de seducción", y sólo al presentar ésta recordó que "hace 20 años estuve en este escenario. Qué son 20 años".

El público premió al cantante con las antorchas y la gaviota de plata (que el músico había rebautizado como pelícano de platino), y luego vino la despedida con "Puente", en una noche en la que Cerati, contrario a sus "qué son 20 años", demostró que esa cantidad de tiempo sí transcurre con un paso marcado, y que los viejos tiempos pueden ir quedando atrás.