El canadiense bombardeó de éxitos la Quinta Vergara, bien apegado a la nostalgia ochentera.
Ricardo Vásquez, El Mercurio.
VIÑA DEL MAR.- Sólo faltó que Bryan Adams dijera que le iba poner Chile a su próximo hijo. El canadiense, que llegó al país con fama de pesado porque no quería que le tomaran fotos a su recital, se bajó del escenario de la Quinta Vergara como un ídolo.
Carismático, cada cosa que hizo el cantante fue celebrada a rabiar por el monstruo. Como lo había prometido, cantó todos sus clásicos. Su parada no es esa que adoptan algunos rockeros de la vieja escuela, que no tocan sus grandes éxitos porque "no quieren vivir del pasado".
En cerca de una hora y media de recital, el público se deleitó con "Cut like a Knife", "Summer of 69", "Everything I Do (I Do It For You)" y "Please Forgive Me", entre otros.
Por si fuera poco, el canadiense subió al escenario a cantar a una groupie chilena que sacó carcajadas por su soltura y perfecta pronunciación del inglés. Hoy se convirtió en la chilena más famosa del país.
Los que no lo quisieron mucho, fueron los reporteros gráficos. Ya que Adams también cumplió su promesa de no permitir fotos con flash después de las dos primeras canciones ni que otros canales filmaran todo su recital. Las antorchas y gaviota que ganó, fueron tan merecidas como las de Tom Jones.