Dirigida a niños mayores de 8 años pero también a adultos, el montaje "El capote" es teatro de muñecos hecho con tanta altura de miras artísticas y laboriosidad creativa, que el resultado causa necesaria admiración. Esta versión libre y abreviada del influyente cuento escrito por el ruso Nikolai Gogol en 1842 apuesta por el asombro y la magia visuales y lo logra con creces, maravillando por la bella delicadeza de sus recursos y ejecución, y por una minuciosa prolijidad en los detalles, cada vez más rara en el teatro local.
Elaborada por un equipo liderado por Aline Kuppenheim y Paola Giannini, cuenta en 55 minutos la aventura que vive un gris y mísero funcionario público que se esfuerza por tener un abrigo que lo proteja del crudo invierno. Una historia tan simple como acongojante, de ineludibles resonancias humanas y sociales, sin duda.
En un "teatrito de ilusión" instalado sobre el escenario, el relato mezcla animaciones digitales con muñecos de medio metro de alto que cobran vida accionados a la vista por dos o hasta tres manipuladores vestidos de negro.
La expresividad y unidad de estilo que alcanza el conjunto resultan francamente extraordinarias. Con todo, el rodaje de las funciones debería anular algunos baches que perjudican la fluidez.