“Todavía me siento lo suficientemente bien y aún tengo alegría, aún río y sonrío con mi familia y amigos. Tanto, que no parece ser el momento adecuado ahora (para morir)”, así explicó Brittany Maynard su aparente decisión de retractarse de morir este 1 de noviembre, tal como lo había previsto.
Hace unas semanas, la estadounidense de 29 años
había hecho pública su determinación por acabar con su vida este sábado, explicando que se trataba de la única salida que había encontrado para el glioblastoma en etapa 4, que padece, y que no es otra cosa que un tumor maligno en su cerebro, que, tal como le habían explicado los médicos, no tiene cura y solo le causará una muerte dolorosa y lenta en un plazo de 6 meses.
"Quiero vivir. Desearía que hubiera una cura para mi enfermedad, pero no la hay", comentó entonces la mujer, cuyo caso dio vuelta al mundo por su desgarradora historia, y que había decidido mudarse desde San Francisco a Portland, para acogerse a la Ley de Muerte con Dignidad que desde rige en Oregon.
Mientras algunos la criticaron de egoísta y otros la calificaron de valiente, Maynard había decidido disfrutar de sus últimos días de vida con una lista de deseos por realizar, entre los que se encontraban la visita al Gran Cañón.
Sin embargo, en un
video subido a la red este miércoles por la mujer, explicó que puede que este 1 de noviembre no sea el día más indicado para la muerte asistida a la que había optado. “Pero sucederá, porque siento cómo me pongo más enferma. Está sucediendo cada semana”, agregó.
“Lo peor que me puede pasar es que espere demasiado (para morir) por estar tratando de aprovechar cada día”, comentó.
Maynard tiene una receta médica que le permitirá comprar unas pastillas letales con las que morirá sin dolor. Y tal como lo tiene planeado, pasará las últimas horas de vida acompañada de su familia, su esposo y su mejor amiga.