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Más que una preocupación interna: Cómo la espiral de la crisis de seguridad toca las relaciones internacionales de Chile

Expertos apuntan a que, debido a que los estados desde donde proviene esta criminalidad tienen altos niveles de corrupción, la colaboración para enfrentar el flagelo se hace compleja y termina tensionando las relaciones.

19 de Abril de 2024 | 08:00 | Por Daniela Toro, Emol.
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De izquierda a derecha: ministra del Interior, Carolina Tohá; Presidente Gabriel Boric; canciller Alberto Van Klaveren.

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La crisis de seguridad que enfrenta Chile no sólo ha tensionado las relaciones al interior del país -entre ellos, la conocida protesta de alcaldes y gobernadores por mayor seguridad o las críticas de la oposición al Ejecutivo-, sino que también ha abierto algunas controversias con los países vecinos.

Algunas de dichas polémicas no son nuevas; como aquellas con Bolivia y Perú producto de la porosidad de la frontera, que ha dificultado el control de la migración irregular -principalmente de ciudadanos venezolanos-, uno de los principales factores puestos en la discusión como "agravantes" de la crisis de seguridad.

Otras controversias, aunque más recientes, versan sobre lo mismo: migración irregular y seguridad. La última fue precisamente con Venezuela, luego que el canciller de ese país Yvan Gil, señalara que el Tren de Aragua no existe, aunque luego reculó y ofreció ayuda para enfrentarlos. Esto, sumado a la tensión por una presunta "operación" articulada desde eses país por el caso del homicidoo y secuestro de Ronald Ojeda. Hoy, la Fiscalía investiga justamente en esa línea, la única arista que queda disponible.

Esta semana, Argentina también tuvo una intervención incómoda, luego que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, afirmara que en Chile podría haber presencia del grupo terrorista Hezbollah, lo que molestó a Interior y al propio Presidente Boric, quien anunció una nota de protesta por los dichos. Acto seguido, Bullrich llamó a Tohá para disculparse.

Así, son varias las tensiones que el Gobierno ha tenido que enfrentar en materia de seguridad, una preocupación ciudadana que no sale del primer lugar en las encuestas, y que se agudiza en el debate público a raíz de las elecciones de octubre.

Perú, Bolivia y las complicaciones de la "frontera porosa"


La porosidad de la frontera de Chile con Perú y Bolivia ha sumado varios capítulos e intentos por mejorar la colaboración con esos países. Apenas llegó al Gobierno, el Presidente Gabriel Boric se reunió con su par de Bolivia, Luis Arce, con el fin de retomar las relaciones diplomáticas y avanzar en materias que se encontraban detenidas por el juicio del río Silala en La Haya.

En agosto de 2023, Chile y Bolivia firmaron un acuerdo para reforzar la seguridad en la frontera, el que incluyó la colaboración para la lucha contra el robo y contrabando de vehículos, para combatir el crimen organizado y el narcotráfico, y para atacar la trata de personas.

El 5 de marzo de este año, las autoridades del vecino país anunciaron que los pasos fronterizos Tambo Quemado-Chungará y Pisiga-Colchane, estarán abiertos las 24 horas del día y los 365 días del año, en un acuerdo que apuntaba beneficiar a operadores de comercio exterior, ya que se reducirán los costos y los tiempos en las exportaciones e importaciones de productos. Los mismos pasos siguió Perú, desde donde anunciaron un acuerdo similar para que la frontera funcionara ininterrumpidamente.

Dos meses antes, el ex fiscal regional de Tarapacá, Raúl Arancibia, había levantado las alertas al sostener que el paso fronterizo de Colchane funcionaba sólo hasta las 18.00 horas, "y después de eso la gente pasa no más", afirmó.

"Hay veces que hay tanta gente haciendo el trámite, que pasan por el lado (...) esto debiera tener un funcionamiento las 24 horas, como cualquier frontera del mundo". "Está sin control, y cuál es la razón que sea así, yo no puedo dar una respuesta, pero me parece insólito", cuestionó Arancibia.

Venezuela: Tren de Aragua y la investigación por el caso Ojeda


En el contexto de las próximas elecciones presidenciales de Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro ha endurecido su postura contra la oposición, pero también ha endurecido su discurso hacia el exterior. Y en medio de aquello, Chile no ha estado ajeno a sus implicancias.

Lo anterior se agudizó la semana pasada, luego que el canciller Yvan Gil afirmara que el Tren de Aragua -organización criminal transnacional que opera también en Chile-, "no existe", lo que ful tildado como una "falta de respeto" por el Presidente Boric, quien llamó a consultas al embajador de Chile en ese país, Jaime Gazmuri.

A raíz de la acción del Estado de Chile, el canciller venezolano matizó sus dichos, y junto con reconocer la existencia de la organización criminal, expresó su voluntad de cooperación para combatirla.

Pero la trama con Venezuela está marcada además por el caso del secuestro y homicidio del ex teniente opositor al régimen de Maduro, Ronald Ojeda, crimen ocurrido a fines de febrero en nuestro país. Esta semana, el fiscal Héctor Barros, señalara que la única línea investigativa que queda, es que la operación se organizó desde ese país.

El tema, de paso, volvió a poner en entredicho el convenio que firmó el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, con las autoridades venezolanas, donde se comprometía la colaboración policial para contar con mejores antecedentes que hicieran frente al crimen organizado; flagelo instalado en Chile que ha sido ampliamente vinculado a la migración irregular proveniente de Venezuela.

El régimen de Maduro ha sido cuestionado por su colaboración en materia de expulsiones de venezolanos irregulares o que cometen delitos desde distintos puntos del mundo. En noviembre del año pasado, el gobierno chavista se negó a recibir un vuelo que trasladaba a ciudadanos venezolanos expulsados desde Chile, acción similar a la que ocurrió en febrero de este año con Estados Unidos y México, según un reporte del Departamento de Seguridad Nacional Norteamericano.

Argentina y la mención a Hezbollah


Luego de los ataques registrados el sábado de Irán a Israel, el conflicto en Medio Oriente volvió a convertirse en un tema en estas latitudes. El tema fue recogido por la ministra de Seguridad trasandina, Patricia Bullrich, quien dijo a la prensa que "argentina ha sufrido dos atentados y está en una zona donde hay una presencia activa de dos fuerzas que son aliadas a Irán, que son del Hezbollah que está en la triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina".

No obstante, agregó que "también se ha visto presencia en Iquique, en el norte de Chile; el año pasado en Sao Paulo, en Brasil (...)".

Las declaraciones molestaron a la ministra del Interior, Carolina Tohá, quien afirmó que "en este momento Chile no tiene amenazas de ataques de Hezbollah", mientras que el Presidente Gabriel Boric, no sólo le "exigió respeto para con nuestro país", sino que anunció el envío -a través de Cancillería- de una nota de protesta.

Hoy, el subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, dijo esta mañana que "uno se pregunta si el objetivo de esa provocación es la seguridad del continente o dañar la imagen del país", y más tarde, Tohá volvió a abordar el tema, esta vez, para comentar que Bullrich la llamó para "expresar sus excusas por la forma en que esto se planteó".

La dificultad en la cooperación entre Estados


En conversación con Emol, Octavio Avendaño, académico de la Universidad de Chile, comenta que la criminalidad organizada traspasa los límites de los Estados en América Latina y nos enfrentamos a un flagelo que "se está moviendo o se está desenvolviendo en distintos países de la región, como es sabido, en el caso del Tren del Agua y de otras expresiones de criminalidad organizada o de narcotráfico, y en este momento, buena parte de esos grupos organizados están presentes en nuestro territorio", precisa.

"La cooperación entre los estados es fundamental, si no hay cooperación entre los estados, nadie va a resolver este problema, considerando que además, Chile está en un extremo del mapa, por lo que los migrantes tienen que pasar por distintos países para llegar hasta acá".

Fernando Estenssoro, académico Usach
El problema para su combate y los efectos en las relaciones internacionales, se explica porque, al tratarse de una criminalidad que es de carácter transnacional "se esperaría que fuera enfrentada a partir de la cooperación entre diferentes países latinoamericanos y eso no ocurre".

"Y no ocurre por diferentes razones; porque existe corrupción en otros Estados o porque existe vínculo con el narcotráfico en otros gobiernos o países latinoamericanos y eso termina afectando, de una u otra forma, no solamente la soberanía, sino que al mismo tiempo, las relaciones internacionales entre los estados", precisa el académico.

Así, ante esta suerte de "imposibilidad" de establecer fórmulas de cooperación, se termina generando una tensión entre países y, sobre todo, "aquellos países o aquellos estados que tienen vínculos con el narcotráfico o con la criminalidad organizada".

"Por ende, lo que ha ocurrido en Venezuela en el último tiempo, y lo que está ocurriendo en las fronteras y en particular con Bolivia, a propósito de la relación que tiene con Irán, o bien Argentina, afecta de manera significativa, no solamente la soberanía, sino que la relación que se puede generar con estos estados", cerró.

En la misma línea, Fernando Estenssoro, académico de la Universidad de Santiago (Usach), comenta que la migración es un tema generalizado, pese a que para Chile es un fenómeno "relativamente nuevo", donde a partir de los '90 comienza con la migración peruana, esto es "era una migración más bien selectiva". Eso hizo que, "de la noche a la mañana la clase política se tuviera que enfrentar a este problema social".

Por cierto que dentro de la migración, "como derecho internacional", trae "un porcentaje de criminalidad", pero también los países "muchas veces exacerbación de este problema para sacar dividendos en el corto plazo, lo que son fatales para encontrar soluciones".

"La cooperación entre los estados es fundamental, si no hay cooperación entre los estados, nadie va a resolver este problema, considerando que además, Chile está en un extremo del mapa, por lo que los migrantes tienen que pasar por distintos países para llegar hasta acá", cerró.
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