Gustavo Cerati - Un Especial de Emol.com
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“Es el amor que me lleva y me trae”, decía un Gustavo Cerati de 33 años en 1993 cuando decidió fijar su residencia en la ciudad de Santiago y dejar la vorágine del ritmo y el rock en Buenos Aires. Para inicios de mayo de ese año, el músico argentino llevaba tres semanas instalado en un departamento junto a la modelo chilena de 22 años Cecilia Amenábar, con quien poco después iba a casarse, a formar su familia y a publicar uno de sus más recordados discos: Amor amarillo (1993), con el que impuso una canción basada en esa relación de ida y de vuelta: “Te llevo (para que me lleves)”.

En el tiempo en que Soda Stereo era una máquina de hacer canciones pop con una estética capilar new wave y llenaba el Estadio Chile sistemáticamente, la chilena era una escolar del colegio La Maisonette de Vitacura. Se dice que apenas vio al músico argentino en una fotografía se propuso conocerlo personalmente. Ya en esas primeras visitas del grupo a Chile, Cecilia Amenábar logró colarse a una conferencia de prensa en un hotel y como una fanática más estableció allí un contacto directo con el líder de Soda Stereo, quien fijó su atención en la adolescente dada su estatura y su innegable atractivo.

La relación fructificó rápidamente y se fortaleció tiempo después con permanentes conexiones Santiago-Buenos Aires-Santiago hasta que en 1993 Cerati decidió vivir en Chile. Para esa ocasión trajo uno de los primeros estudios portátiles de la época con el que comenzó a delinear ideas musicales para un sucesor de Dynamo (1992), el disco que marcó el gran cambio de Soda Stereo desde una etapa de pop directo a un trabajo de depuración sónica. “Pretendo hacer música con ella. Cecilia es tan amante de la música como yo y creo que tiene condiciones buenísimas. Me divertiría mucho compartiendo eso. De hecho, es una cosa que nos une mucho. Puede ser que hagamos un video juntos, aunque sea en la casa''.

Esa expectativa se convirtió en el disco Amor amarillo y fue de hecho un trabajo que involucró a la familia: Cecilia Amenábar tocó el bajo en "A merced" e hizo coros en la canción “Te llevo (para que me lleves)”, donde al final se escuchan sonidos uterinos del embarazo de Benito, el hijo mayor de Gustavo Cerati. Entre otras curiosidades ese disco incluía la canción “Lisa”, que fue el nombre con que la pareja bautizó a su hija tres años después.


La relación entre la modelo y el rockero, quien durante los ’80 ya había estado casado con la diseñadora argentina Belén Edwards, duró unos diez años. Para 2002 la relación estaba muy deteriorada y después de una vida en Buenos Aires, Cecilia Amenábar regresó a Santiago. Poco después de la ruptura, Gustavo Cerati editó el magnífico álbum Siempre es hoy (2002), de cuyo material el diario “El Clarín” de Buenos Aires dijo que estaba inspirado en el eco de las transacciones amorosas y en el final de su relación con Cecilia Amenábar, pero también de las sensaciones surgidas de su relación con su entonces nueva pareja, la argentina Déborah del Corral.

Gustavo Cerati
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