LA VIDA

El zurdo fantástico
Linda Keith se llamaba la sofisticada chica londinense que había llegado a Nueva York en un viaje de placer y la noche la había guiado hasta el club Cheetah, ubicado en la Calle 21 donde estaba a punto de actuar allí un grupo llamado Jimmy James and The Blue Flames, cuyo guitarrista era un zurdo que ya estaba llamando la atención de los públicos blancos neoyorquinos tras una floreciente carrera de sesionista y músico de bandas R&B.
Linda no era cualquier señorita. Por entonces era la novia de Keith Richards, el guitarrista de los Rolling Stones y por ello estaba muy instruida en la nueva música rock que tenía a la juventud hechizada. Lo que vio esa noche de 1966 cambió para siempre la música desde la perspectiva experimental y electrificada. Linda quiso conectar a Hendrix con Andrew Loog Oldham, el representante de los Stones, pero sólo logró convencer a Chas Chandler, bajista de los Animals que viajara a ver tocar a este nuevo guitarrista. El efecto sobre Chandler fue automático y tan inmediato que el músico decidió suspender su carrera en una banda de pop para manejar a la nueva estrella. De ahí a Londres hubo sólo una par de días. Lo que vino después es otra experiencia.
Nacido en 1942 en la gélida Seattle al norte de la costa oeste James Marshall Hendrix vivió sus primeros años marcado por la separación de sus padres. Tenía apenas nueve años y su tutela quedó a cargo de su abuela paterna. Por cinco dólares que pagó su padre a un amigo, el pequeño Jimmy obtuvo a los catorce años su primera guitarra. Hasta antes de ello, había estado tocando la sola cuerda de un ukelele que su padre encontró limpiando una cochera. Jimmy observaba a los grandes guitarristas negros del blues de Chicago: Elmore James, Muddy Waters, Albert King, B.B King y el demencial Chuck Berry.
En 1958, con Hendrix de quince años, la guitarra en desuso fue sustituida por la primera guitarra eléctrica, una Supro Ozark blanca que no contaba con un amplificador, y poco después Guitar Shorty, el novio de su hermanastra Marsha, le enseñaba las primeras lecciones de blues hacia 1961.
Convencido de dedicarse a la música James Hnedix inventó cualquier excusa, entre ellas una falsa condición de homosexual, para abandonar el servicio militar, aunque finalmente lograría aduciendo una lesión tras una caída en paracaídas. Una vez fuera de la línea militar, James se trasladó a Tennessee y Nashville para comenzar a tocar en clubes y bares, a conseguir trabajo como músico de bandas y artistas del sur. Allí tocó largas jornadas en la zona de Jefferson Street, el centro la comunidad afroamericana de Nashville y fue parte de la abundante e intensa escena del rhythm and blues. Hendrix le sacó brillo a su guitarra con encordado especial para zurdos. Entre las sesiones de su grupo, los King Casuals, actuó como músico de apoyo para estos artistas de blues, R&B y soul: Chuck Jackson, Slim Harpo, Tommy Tucker, Sam Cooke y Jackie Wilson y ya hacia 1964 decide mudarse al epicentro de Harlem, barrio norte y negro de Nueva York.
En aquellas aventuras por la ciudad donde Miles Davis y John Coltrane eran los máximos nombres del jazz, Hendrix consiguió que su novia, Lithofayne Pridgeon lo introdujera en el ambiente musical del underground de Harlem. James sumaba cada vez más adeptos a su estilo in extremo histriónico, que había llegado a ennervar a Little Richard cuando Jimmy actuó en su banda. Para 1966 Hendrix formó su primer grupo propio: Jimmy James and the Blue Flames. Es durante está época en que comienza a consumir marihuana y LSD, que luego, en sus años en Inglaterra y el alocado Londres, haría efecto superlativo. Es también el momento en que hace contacto con Frank Zappa, avanzando compositor de rock y vanguardia que instruye a Hendrix sobre las prospectivas que ofrecía un efecto para guitarra de un nuevo producto destinado a ser famoso: el wah-wah. Luego llega Linda Keith para verlo tocar y más tarde Chas Chandler en el Cafe Wha. Y así el viaje a Londres y el cambio de nombre: de Jimmy Hendrix a Jimi Hendrix.