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Anoche, pocas horas después de su llegada a Chile, el artista norteamericano visitó tres locales, donde adquirió películas, compact disc y equipos musicales. Jackson arribó a las cinco de la tarde al país, en su avión particular, y fue recibido por más de mil personas en el aeropuerto y en el hotel.
Tres horas después de su llegada a Chile, el artista norteamericano Michael Jackson abandonó el hotel donde aloja para realizar un breve recorrido por algunos locales comerciales de la capital. A partir de las ocho de la noche, Jackson y unas 20 personas entre miembros de su equipo de seguridad y productores locales visitaron tres tiendas de arriendo de videos y de venta de cassettes y equipos musicales.
El recorrido partió en la Feria del Disco ubicada en avenida Suecia con Providencia, desde donde se trasladó al local Errol's de Vitacura 5446. Allí, Jackson adquirió 21 películas, de acción la mayoría de ellas, según informó Marco Herrera, uno de los dependientes.
"Simpático'', encontró Herrera al cantante, quien permaneció por espacio de 45 minutos en el local en compañía de los tres niños que integran la comitiva oficial. Agregó que quince minutos antes de la llegada del artista les avisaron de su visita y que un minuto antes de su ingreso cerraron el local. Adquirió un filme de karatecas Bruce Lee habría sido el actor elegido y también "El guardaespaldas''. Pidió "Moonwalker'', que protagoniza el mismo Jackson, pero estaba arrendada.
Según advirtió, Herrera no supo si la compra que también incluyó chocolates y otras golosinas fue cancelada en dólares, cheques o pesos. Sí notó que la chaqueta de Jackson lucía un dibujo de Peter Pan en la espalda.
Alrededor de las nueve de la noche, el artista llegó a Desibelius, de calle Presidente Riesco, donde esperaban su visita desde las dos de la tarde. Cerrado el local para público en general, Jackson permaneció en su interior durante una hora y treinta minutos. Entró, saludó y de inmediato se dirigió a la sala de proyecciones, donde pidió ver, en video láser, un recital de su hermana Janet y un video suyo.
Le exhibieron "Thriller'' a todo volumen, tal como lo pidió.
Luego adquirió un video láser de Janet y otro de Tears for Fear. También compró un mini discman y audífonos. De regaló se llevó un compact, también de su hermana y, en agradecimiento, firmó seis poleras. El personal de la tienda encontró "muy educado'' al artista, quien se retiró del local cubierto por sus guardaespaldas, ya que en el exterior se había reunido una gran cantidad de curiosos.
El recorrido terminó a las 22.30 horas y constituyó la primera aparición pública del cantante tras su arribo a Chile, a las cinco de la tarde. A esa hora aterrizó su jet privado en Pudahuel y quince minutos después los mocasines negros de Jackson pisaron suelo chileno.
El astro del pop venía de Brasil, donde realizó un par de recitales dentro de la gira "Dangerous'', la misma que lo tiene en el país. Descendió lentamente, sujetándose con una mano los lentes oscuros y con la otra un sombrero negro. Un par de helicópteros de Carabineros revolotearon a corta distancia aumentando la expectación del momento.
Su figura delgada, sus pantalones negros y su camisa roja resaltaron en una tarde de pleno sol. A la bajada del avión, el artista fue esperado por el productor de sus dos conciertos en Chile, Ernesto Clavería, quien asistió al saludo protocolar acompañado de sus dos hijos pequeños vestidos de huaso.
También había un menor lisiado y otro del Hogar de Cristo. Un enorme guardaespalda de color se le acercó con un quitasol blanco, el que exige para evitar bronceados sobre su piel. Jackson se portó bien con el protocolo de una recepción impecable y correctamente ordenada. Sonrió y recibió cordialmente flores y presentes.
Saludó con la mano a la prensa y a los trabajadores del aeropuerto que fueron mantenidos a distancia por miembros de la Fuerza Aérea provistos de cascos y lumas. A unos cincuenta metros, integrantes del Bafochi bailaban con sus trajes de huaso en la pista, tratando de llamar la atención de Jackson. La única música que tenían de fondo era el ruido infernal de los aviones y el del viento que parecía capaz de volar cualquier cosa que se moviera.
El esquinazo que le ofrecieron hubiese sido infructuoso si un asistente del artista no se acerca a él y le hace patente la delicadeza de los anfitriones. Entonces, Jackson levantó la vista y saludó a los agitados bailarines con un leve gesto de la mano.
Luego de la bienvenida, ceremonia que duró unos cinco minutos, el artista subió en la misma losa a una caminoneta blanca, la que de inmediato abandonó el aeropuerto rumbo al hotel. A la salida del terminal lo esperaban, retenidos con barreras, unos trescientos fans criollos.
Al pasar frente a ellos y ante el perplejo de sus admiradores, Jackson hizo detener la camioneta y en medio de un fuerte contingente policial caminó hacia los acalorados muchachos para saludarlos.
Pudo avanzar varios metros ante la histeria y el acoso de la muchedumbre.
Fue un momento de desbande. Al centro de una marea verde, la figura rojiza del cantante se veía repartiendo besos y elevando la mano en medio del griterío.
Como la euforia iba en aumento, debió subirse rápidamente a su transporte para abandonar Pudahuel de una vez. Entonces, algunos que no querían que ese momento se esfumara, se avalanzaron sobre el vehículo tratando de retener al artista por unos segundos más. Fue inútil. Jackson se alejó irremediablemente ante el llanto de emoción de muchos que quizás nunca soñaron con tenerlo al alcance de la mano.
Al abandonar el términal, la camioneta se desvió de su trayecto original: Alameda y luego Providencia. La comitiva prefirió Vespucio, logrando esquivar a los curiosos que apenas lograron darse cuenta de que el astro había pasado por ahí. A una velocidad que superó los 150 kilómetros por hora, el cantante norteamericano viajó 25 minutos para ingresar al hotel Hyatt directamente por el subterráneo. Faltaban diez minutos para las seis de la tarde.
Las calles aledañas al recinto, Cerro Colorado y Alonso de Córdoba, fueron cerradas minutos antes de que Michael hiciera su veloz arribo. En ese momento, los miles de fans que lo esperaban irrumpieron en gritos y, con la ilusión de ver y, quizas, tocar a la estrella, corrieron hasta el ingreso principal del hotel.
En masa se abalanzaron hacia los ventanales, pero la gran cantidad de efectivos policiales logró mantener a distancia a los jóvenes que empezaron a gritar ``Michael, Michael'', mientras una emocionada niña aseguraba, con más gritos y algunas lagrimas, haberlo visto.
Después de unos quince minutos y ante la imposibilidad de ver al ídolo, los fans fueron abandonando el lugar. Momentos después, otras camionetas llegaron con el equipaje de Jackson, el que incluye una máquina de juguete para hacer cabritas.
Tras permanecer algunos minutos en su habitación en el piso 19, Michael se paseó sin problemas por el lobby del hotel en compañía de los tres niños que viajan con él.
Aunque las actividades del cantante aún no están confirmadas, se espera que durante su estada visite hogares de menores y de ancianos.