Tom, Berto y Guille son Trolls que se han instalado en el Bosque de Trollshaw, donde saquean y se dan un festín con quien se les cruce por enfrente.

Cuando la Compañía de Thorin Escudo de Roble interrumpe sin querer su placentera estadía, los Trolls capturan a Bilbo y a la Compañía de los Enanos y se empiezan a preparar para cocinarlos, sin saber que el aventurero hobbit y sus amigos no son presa fácil.

El Rey de los Trasgos es una creatura gigantesca, vanidosa y grotesca que se volvió gordo y flácido a través de sus años de reino tiránico sobre los desdichados habitantes del Pueblo de Trasgos, una colección destartalada de casuchas localizadas al fondo de las cavernas de las Montañas Nubladas.

Él gobierna a una multitud de Trasgos horribles y enfermos, cubiertos de cicatrices y de llagas. Siendo hurgones de corazón, viviendo de cualquier viajero al que puedan capturar en las montañas, el Gran Trasgo y sus secuaces se las arreglan para capturar a Bilbo y a los Enanos.

Más astuto de lo que pudiera sugerir su apariencia, el Gran Trasgo se deleita atormentando a sus presas y casi lleva a la Compañía de Thorin Escudo de Roble a un final muy desagradable.

Grinnah, el interrogador en jefe de los Trasgos, es quien se asegura de que Thorin y Compañía sean llevados ante el Gran Trasgo. Con su látigo en mano, Grinnah se deleita cada vez que puede utilizarlo.

Aunque es astuto y despiadado, en el fondo es como todos los Orcos, un cobarde. Servil y adulador, odia a su amo (el gordo y caprichoso Gran Trasco) en secreto.