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Johnn
O'Reilly, Legionarios
1.
¿Cuáles son las consecuencias o puntos positivos
del Concilio Vaticano II para la Iglesia Católica?
En
esta puesta al día que fue el Concilio, hay que destacar
el diálogo con el mundo, la Iglesia dialogando, no contra
el mundo, sino con el mundo, con los hombres, con la cultura.
Este
diálogo se percibe en la Liturgia, con la adaptación
de la lengua vernácula, la misa de cara a la audiencia,
se quitaron unas "barandas" que separaban el altar de
las bancas de la iglesia, como símbolo de acercamiento
entre el sacerdote y el pueblo, así como poder escuchar
la misa en el idioma propio.
También
es tremendamente importante la llamada a los laicos al apostolado
y a la santidad personal. Antes se creía que ambas eran
cosas de los curas. El sacerdote hacía todo, abría
la Iglesia, preparaba y hacía la misa, pasaba pidiendo
la colecta, etcétera. El Vaticano luego llamó a
todos los laicos a ser apóstoles: Extender el reino de
Cristo no sólo es cosa de los sacerdotes sino que es de
todos.
El
Concilio Vaticano II es el gran evento en el siglo XX para la
Iglesia y para el mundo.
2.
¿Cuáles son aquellos aspectos negativos o perjudiciales
para la Iglesia Católica, que provocó el Concilio
Vaticano II?
Hubo
muchas interpretaciones erróneas del Concilio, no de mala
voluntad, pero las hubo. Ejemplos concretos de ello son, por ejemplo,
la pérdida del latín, que sigue siendo la lengua
de la Iglesia, pero que se dejó de usar en los seminarios,
sin que el Concilio propusiera ello. Otra cosa es que la gente
comulga sin confesarse, de cualquier forma, perdiendo el respeto
por los sacramentos.
No
es mala voluntad, pero cada uno vive la Iglesia a su estilo, a
su manera. Y también hay sacerdotes que se olvidan que
la misa se hace dentro de una iglesia y celebran la Liturgia en
cualquier lado. Es decir, está bien hacer la misa en el
patio, pero no siempre.
A
lo mejor luego del Concilio hizo falta una comisión de
revisión de éste para realizar una interpretación,
que hubiera evitado las interpretaciones libres de mucha gente,
que lo recibió con bastante confusión.
Un
tema complicado es el de los Seminarios, por ejemplo. Después
del Vaticano II se vaciaron, de alguna forma. Hubo una interpretación
errónea: el seminarista está tratando de ser sacerdote
por lo que debe guardar el celibato, la obediencia, tiene que
estar en un ambiente donde pueda probar eso. Algunos seminarios,
equívocamente, interpretaron que el Concilio pedía
ayudar a los seminaristas a insertarse en el mundo, conocer el
hombre, lo que hizo olvidar el cumplimiento de ciertas normas,
necesarias para su formación como sacerdote.
3.
¿Cómo se vive actualmente el Concilio Vaticano II?
¿Se aprecian hoy los cambios que se introdujeron?
Mi
impresión es que estamos viendo la primavera, los grandes
frutos del Vaticano II. Creo que en el plano de los sacerdotes
hay un equilibrio, con hombres que tienen una buena disciplina,
y que a la vez están abiertos al mundo, a la cultura, al
internet, la televisión, etcétera.
A
nivel de los laicos, creo que se está haciendo una labor
maravillosa. La Iglesia es un bien para la sociedad, para las
personas.
Un
factor importante para el postconcilio, que es visible hoy en
día, es la labor del Papa Juan Pablo II. Él es un
ser extraordinario, un acontecimiento cultural, intelectual de
la Iglesia. Es un hombre muy preparado, que tiene mucho que decir
al mundo entero.
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