Alejandro
González, Prelatura del Opus Dei
1.
¿Cuáles son las consecuencias o puntos positivos
del Concilio Vaticano II para la Iglesia Católica?
Son
muy abundantes y en distintos ámbitos los frutos que han
brotado del Concilio ecuménico Vaticano II. Piénsese
por ejemplo en la proliferación y difusión de los
estudios y meditación de la Sagrada Escritura a partir
de la Constitución Dei Verbum; en los avances del diálogo
de la Iglesia Católica con otras concepciones cristianas
y con otras religiones.
Destacaría
la grandeza de la vocación Bautismal: todos por el sublime
hecho del Bautismo estamos llamados a la santidad y a hacer apostolado.
Junto
con reconocer las distintas formas de vida Consagrada, el Concilio
subraya la vocación de los laicos, hombres y mujeres corrientes
que se santifican a través del trabajo, de la familia y
sus deberes ordinarios, realidades que son camino para poder encontrarse
con Dios, en plenitud de vocación.
2.
¿Cuáles son aquellos aspectos negativos o perjudiciales
para la Iglesia Católica, que provocó el Concilio
Vaticano II?
Lo
que enseñó el Concilio, y lo que propone, constituye
un gran desafío: su puesta en práctica ha sido en
buena medida el programa y el esfuerzo continuado de S. S Juan
Pablo II, junto a tantos colaboradores en estos 25 años
de su fecundo Pontificado.
Con
todo no han faltado -especialmente en los años inmediatos
que siguieron a su clausura- falsas o reductivas interpretaciones
de sus enseñanzas o aplicaciones arbitrarias de sus disposiciones
en el ámbito de la liturgia y en la proclamación
de su mensaje.
3.
¿Cómo se vive actualmente el Concilio Vaticano II?
¿Se aprecian hoy los cambios que se introdujeron?
Las
disposiciones del Concilio van siendo realidad vivida pacíficamente,
verdaderamente asimilada, por los fieles de los más variados
ámbitos.
Esto
se ha logrado a través del estrecho contacto del Papa con
el episcopado, sus viajes apostólicos y su magisterio infatigable.
La
legislación posconcicliar, (Código de Derecho Canónico
para la Iglesia latina), ha contribuido también a asentar
el Concilio.
Otro
fruto maravilloso del Concilio y de su genuina aplicación,
ha sido el interés que ha despertado en las más
variadas culturas y lenguas el Catecismo de la Iglesia Católica,
con muy numerosas ediciones y que sigue siendo objeto de reflexión
y estudio por parte de los fieles.
Piénsese
también en el fervor e interés que suscita la voz
del Vicario de Cristo desde Roma o en sus numerosos viajes apostólicos.
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