Noche
Porteña
La
noche llega a Valparaíso al mismo tiempo que un manto negro con
lucecitas amarillas brillantes cubre los cerros y esconde aún
más las callecitas apretujadas y silenciosas del día.
Las interminables escaleras quedan en la penumbra y el tránsito
por el centro de la ciudad recae hasta casi desaparecer.
Es
día de semana, así que el movimiento nocturno se centra
casi en exclusiva en la plaza Aníbal Pinto.
Ahí se congregan algunas shoperias, fuentes de soda, restaurantes-bar,
pubs y hasta un salón de té, el Café Riquet,
que en sus vitrinas tiene una exposición de divertidos dibujos
de artitas y famosos.
En
medio de la plaza hay un Zeus y una placa que recuerda que ahí
se realizó la primera filmación de cine chileno. Fue el
documental “Ejercicio General de Bombas”, grabado el 20
de abril de 1902 por Eduardo Howley.
Y
si de historia se trata, justo frente al Zeus se alza el clásico
bar restaurante Cinzano. ¿Cómo ir a Valparaíso
sin pasar por el entrañable local que vio su origen hace más
de 100 años?
No es grande pero está claramente dividido entre la barra y una
especie de pasillo un poco elevado sobre el nivel del piso. Ahí
están las mesas y el pequeño escenario donde don Manuel
Fuentealba se encarga de cantar para los clientes "lo que le pidan".
Desde vals y tangos, hasta folclore y cuecas.
Los adornos son parte importante del Cinzano. Son su historia. Cuadros
y posters recuerdan al Wanderers campeón del fútbol chileno.
Otras tantas figuras y partes de navíos lo ligan directamente
al mar. Las botellas de vino antiguas son exhibidas con orgullo y más
al fondo un gran mural tiene el calendario completo del Mundial de Fútbol
de Corea-Japón, con todos sus resultados.
Es que el Cinzano, más allá de ser un bar-restaurant,
es un punto de encuentro para los viejos amigos, para las familias y
también para los más jóvenes. Allí hay historia
y mucha. Fue escenografía de películas, como "Valparaíso
mi amor", y de teleseries, como "Sucupira".
A sus 74 años, Fuentealba cuenta con modestia que es tan acogedor
el ambiente que se crea al interior del local que decidió inventar
una frase que hoy se convirtió en lema: "En el Cinzano,
donde la amistad y la alegría se dan la mano".
Local
de los recuerdos
Pero
si de recuerdos se trata, hay que pasar por el "J. Cruz" y
dejar la evocación propia. Sí, porque ya a la entrada
del local es posible ver innumerables mensajes rayados en murallas y
puertas del jotacruz.
Para llegar a él hay que tomar la calle Condell desde
la plaza Aníbal Pinto o la plaza Victoria. A un costado
de la Municipalidad de Valparaíso, un callejón donde sólo
se puede entrar caminando, conduce a la puerta de acceso al local. Miles
de mensajes dan la bienvenida y de paso sirven para comprobar que tiene
muchos adeptos.
El olor a "chorrillana" y un ambiente festivo son los ingredientes
principales de este local que nació en 1956 como un casino de
suboficiales de Carabineros. Víctor Suarez se hizo cargo de él
y quiso darle otro aspecto, manteniendo su carácter antiguo,
pero dándole originalidad en sus presentaciones.
Lo llenó de vitrinas y en cada una de ellas instaló colecciones
que hoy resultan memorables. Tiene figuras de loza, platos, vasos, zapatos,
tazones, monedas, máscaras, jarrones….
De su techo cuelgan cascos, yugos, e incluso dos bombas conseguidas
por el dueño en casa de antigüedades.
Pero si hay algo que caracteriza al "jotacruz" es su plato
principal: las chorrillanas, algo así como un lomo a lo pobre,
pero todo revuelto y con hartas papas fritas, un nocaut para estómagos
delicados, pero imposibles de evitar estando sentado en las rayadas
mesas de ese local.
El público que llega es más juvenil que en el Cinzano,
pero igual de alegre y lleno de amistad.
Texto
y fotos: Felipe Gálvez
T.
El Mercurio en Internet
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