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Quién fue el "Trinche" Carlovich, la leyenda argentina que "no quiso" ser mejor que Maradona y que obsesionó a Bielsa

"Era un artista encerrado en una jaula, habilidoso, elegante, romántico del fútbol", así lo describió José Pekerman. Murió el pasado viernes. Lo mataron por una bicicleta.

09 de Mayo de 2020 | 22:00 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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El "Trinche", un ícono de Rosario.

La Nación Argentina.
La memoria de los futboleros está reservada para aquellos que se atiborraron de títulos y que brillaron en los más grandes escenarios. Maradona, Pelé, Lionel Messi, George Best, nombres que no necesitan presentación. Sin embargo, hay notables excepciones. El miércoles pasado, Felipe Tomás Carlovich recorría las calles de Rosario en su bicicleta, pero el paseo devino en un violento asalto que le produjo una herida en la cabeza. No se pudo recuperar y falleció dos días después. Para muchos ese hombre de 74 años, con su pelo largo y aspecto desgarbado, fue uno de los mejores jugadores argentinos de todos los tiempos.


Carlovich era mediocampista y nunca supo por qué le decían "Trinche". Dicen que fue un zurdo exquisito, forjado en los potreros, capaz de sacarse a tres de encima con un solo toque y que patentó el "doble caño". Pasaba la pelota entre las piernas de un pobre desafortunado y luego, en la misma jugada, hacía lo mismo.

Apenas jugó un puñado de partidos en Primera División. Uno con Rosario Central y otros tres con Colón de Santa Fe. ¿Cómo un tipo con ese récord puede ser elevado al Olimpo? Casi no hay imágenes de él en la cancha ni registros en las crónicas deportivas de la época. Su leyenda se construyó boca a boca.

No le gustaba entrenar y era común que faltase a los entrenamientos. Sin embargo, llegaba el día del partido y sus acólitos peregrinaban en éxtasis para verlo jugar en la humilde cancha de Central Córdoba, equipo con el que deambuló por los confines del profesionalismo trasandino. Una vez, su equipo visitaba a Los Andes, pero él olvidó los documentos que necesitaba para ser anotado en la planilla. Sorprendentemente, los dirigentes rivales hicieron gestiones para que saliera a la cancha. "Es la única oportunidad que tienen nuestros hinchas de verlo en acción", se justificaron. Parece un personaje sacado de cuento, pero fue real. Muy real.

"Carlovich era un artista encerrado en una jaula, habilidoso, elegante, romántico del fútbol", opinó José Néstor Pekerman. "Es símbolo de un fútbol que ya no existe. Su leyenda es un lugar común en Rosario, en todo Santa Fe. Marcelo Bielsa me contaba que él durante cuatro años fue prácticamente todos los sábados a verlo jugar", reveló Jorge Valdano. Hasta la figura de Maradona parecía achicarse ante el "Trinche". Cuando el Diego llegó a jugar en Newell´s afirmó: "Desde que llegué me dicen que el mejor ya jugó en Rosario y es un tal Carlovich".

Pudo jugar en los equipos más importantes, pero nunca quiso dejar su ciudad natal ni sus afectos. También tuvo su oportunidad en la selección. César Luis Menotti, que lo calificó de "deleite", lo convocó en 1976. El "Trinche" no se presentó. El rumor decía que prefirió irse de pesca y el salió a aclararlo, aunque a medias: "A mí no me gusta pescar".

"En un punto su historia es la historia de una imposibilidad: la de de negociar con los protocolos del fútbol profesional, pero también la de no poder cortar con ese sentimiento de infancia con el que aprendió a jugar y lo ataba al potrero", contó su biógrafo, Alejandro Caravario, en entrevista con Página 12.

Quizá el punto cúlmine de los relatos que se cuentan de él sea el partido contra la selección argentina que iba a disputar el mundial de 1974. Antes de ir a Alemania, la "Albiceleste" enfrentó a un combinado rosarino. Una sesión de sparring para las cámaras. Sin embargo, el "Trinche" se robó la película y comandó a los suyos, que ganaron 3-1. Dicen que en el entretiempo le mandaron a decir que "aflojara un poco" para "no desmoralizar a los muchachos". A él no le gustaba alardear de sus proezas y repetía que no se acordaba de ningún detalle de esa noche mágica.

"Marcelo Bielsa me contaba que él durante cuatro años fue prácticamente todos los sábados a verlo jugar"

Jorge Valdano

En su ciudad vivió agasajado pese a que llevaba décadas retirado. Lo saludaban en la calle, lo paraban para pedirle autógrafos y su rostro de revolucionario quedó tatuado en los muros. Poco antes del asalto que sufrió, dio una entrevista en la que reveló cómo le gustaría ser recordado.

"Que me quieran como me quieren ahora, voy en bicicleta por todos lados. A pesar de que ya estoy grande, voy en bicicleta por todo Rosario, me voy a cualquier lado, me saludan, me tocan bocina de los colectivos, y todo. Con eso me hacen feliz. Yo he perdido muchas cosas en mi vida y eso me hace pensar que todavía sigo vivo", comentó.

Ni la muerte hará tambalear su leyenda.
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