Hernán "Clavito" Godoy, figura inolvidable del fútbol chileno, falleció este miércoles a los 83 años.
Toda su vida estuvo vinculado a la pelota. Se formó en La Serena y con el cuadro granate ganó una Copa Chile. Era delantero. Sus goles lo llevaron por Guatemala, Honduras y Colombia.
Ya retirado, y después de hacer el curso de entrenador en Francia, inició su carrera en los banquillos. Su primer club fue el Audax Italiano y logró el ascenso en 1976. En total, estuvo más de cuarenta años como DT. Su último club fue San Marcos de Arica en 2018.
Hace unos años, el "Clavito", cuando trabajaba en Santiago Morning, le concedió una entrevista a Emol y repasó las mejores anécdotas de su carrera.
Debut como DT y con combo incluido
"Mi última etapa como jugador la realicé en Audax Italiano. El técnico era el argentino Dante Pesce, a quien le llegó una oferta de Bolivia y no dudó en aceptarla.
De inmediato los dirigentes comenzaron a buscar al reemplazante y como mis tobillos ya estaban para la crema, me costaba mucho jugar, me dijeron por qué no me retiraba y me hacía cargo del equipo.
Godoy en su etapa de jugador.
Bueno, la otra alternativa era Jorge Toro pero él todavía quería seguir jugando, por lo que la directiva optó por mi persona. Los dirigentes me dieron todo el apoyo y así comencé a dirigir.
Recuerdo que mi primer partido como técnico fue en un torneo de reservas jugando contra Unión Española. Perdimos 3-2 y el arquero que decidí que jugara se comió dos goles, Javier Longa.
Después en el camarín lo recriminé pero él se enojó y me puso un solo combo que me dejó debajo de la mesa de masajes. Luego, lamentablemente, la dirigencia lo echó. Me dio pena porque su esposa estaba embarazada y yo lo había perdonado por su combo"
"La patada maletera que me puso un periodista
"Dirigiendo a Audax Italiano nos tocó ir a enfrentar a Temuco. Valentín Cantergiani (presidente del club en ese momento) me tenía en la mira por un altercado que había tenido con el doctor de Santiago Morning.
En Temuco ganamos 2-0, con dos goles de Salvador Cabañas, y llovía con mucha intensidad. Recuerdo que el árbitro nos saqueó, nos cobró un penal inexistente y expulsó a un jugador.
Al término del partido iba por la mitad del campo camino al camarín y aparece un periodista radial. Con su celular me consulta en directo qué opinaba del arbitraje. Yo no quería hablar y con mi mano, sin querer, le pegué, a su teléfono y se le cayó al agua.
Obviamente el periodista se molestó y me pegó una patada maletera en todo el 'culo' y salió arrancando. Intenté agarrarlo, pero no lo alcancé.
Finalmente me fui detenido junto al periodista. Nos hicieron la alcoholemia y luego nos dejaron libres. Después en el bus, de vuelta a Santiago, me llamó Don Valentín y me dijo: 'Buen triunfo, pero que lastima lo que pasó. No puede ser que le peguen una patada'. Aunque quedé entre la espada y la pared con el presidente continué trabajando, no me echó por el altercado".
"Me gritó todo el partido pichatero..."
"Entrenando a Santiago Wanderers me tocó enfrentar a Audax en La Florida con el estadio completamente lleno. Un hincha de la barra del Audax me gritó todo el partido pichicatero y fuertes garabatos. Me molestó por mucho rato.
En un momento perdí las casillas, trepé por la reja para pegarle, pero para mala suerte mía se me quedó agarrada la corbata en el alambre de púas. No pude pasar para el otro lado a pelear.
Después, al volver a dirigir a Audax me encontré al hincha, le decían 'Gitano’ y recuerdo que tenía un diente de oro. Aclaramos el hecho y me dijo que me había insultado para sacarme del partido".
El "pituquito" Pellegrini
"Un día estaba en el camarín de Audax Italiano, aún no me retiraba. Y en un momento llega a probarse un jugador muy jovencito de nombre Manuel Pellegrini. Era pituquito, venía del barrio alto y entró con un buen bolso al vestuario.
Recuerdo que tenía un montón de limitaciones y el entrenador de esa época, el argentino Donato Hernández, le dijo en el camarín: 'Pibe, ¿usted es artista de televisión o de telenovelas? No, le respondió Pellegrini. Tras eso, Hernández le comentó: ´Me parece que tiene condiciones para ser actor, tiene una tremenda pinta'. Claramente mató a Manuel como jugador".
Otra con Pellegrini
"Dirigiendo a Audax Italiano contra la U estaban jugando como centrales para los universitarios Pellegrini y el 'Negro' Díaz. Llovía muy fuerte en el Santa Laura, y yo le gritaba a mis delanteros: ¡Apúrenlos, si esos dos son gomeros. Con el agua que cae les van a salir ramas, son unos tiesos que no se mueven!
Yo le insistía a mis atacantes que eran gomeros. En un momento Pellegrini, muy respetuoso, se me acerca y me levanta los brazos. No me dijo nada, pero dejó en claro que parara de molestarlo. Después de eso me callé".
"Coca Cola no, tinto sí"
"Santiago Morning me contrata como entrenador. Todo los martes nos juntábamos a almorzar con Demetrio Marinakis (presidente del club en esa época) y toda la directiva. Como el pique desde el Barrancón (lugar de entrenamiento) hasta Recoleta era largo, yo les dije: Vuelvo a ir donde ustedes pero sin Coca Cola. Si me ponen un buen tinto ningún problema nos juntamos a almorzar.
Bueno, desde ese momento todos los martes había un buen vino para amenizar el almuerzo y hablar de fútbol.
En una práctica del "Chago".
Hasta hoy como sano y siempre con una copita, y en la noche a las diez ya estoy acostado. Esa es la clave que tengo para no perder mi vitalidad".
Las 250 empanadas de Esteban Paredes
"Dirigiendo al 'Chago' frente a San Marcos de Arica, en el momento que me estaba sentando en la banca, el árbitro toca el pito para el inicio del partido y desde el círculo central Esteban Paredes puso un zapatazo que lo convirtió en gol.
Fue un verdadero golazo que me dejó con la boca abierta, ya que lo mismo intentó hacer Pelé durante su carrera y no lo pudo realizar, pero Paredes sí.
Hoy tenemos una gran amistad con Esteban, de hecho cuando volvió de México, antes de su regreso a Colo Colo, entrenaba con nosotros en el Chago y todos los viernes regalaba 250 empanadas para el plantel.
Y ahora, luego de la victoria sobre Barnechea el domingo nos fue a ver y se puso con un asado para todo el grupo. Esteban es así, siempre humilde, con los pies bien puestos en la tierra".
"Sampaoli me felicitó"
"El 2011 era el entrenador de Santiago Morning. Un día me fui a dar un sauna al Mall de la Dehesa. Venía bajando tranquilamente por la escalera y de pronto se me acerca una persona, me detiene y me saluda cordialmente, era Jorge Sampaoli.
Recuerdo que lo salude de forma cordial, y me felicitó. Me dijo: ´Súper moderno su equipo como juega'. Yo también lo felicité por lo que estaba haciendo en la U.
No cabe duda que es un gran técnico, que dejó un legado en Chile. Hoy la selección tiene un estilo claro de juego, por eso siempre se le exigirá que juegue como lo hacía con Sampaoli".
El loro de "Pititore" Cabrera
En una entrevista con Pablo Flamm, Godoy relató una historia hilarante. El "Clavo" dirigió a Víctor "Pititore" Cabrera y el jugador tenía un loro que insultaba al DT.
"En la década de los 80, (Víctor) Pititore Cabrera tenía un loro al que le daba pan con vino. Y cada vez que el pájaro me veía, me decía: ¡Clavo cu…, Clavo cu…! En la semana copiapina nos tocó jugar con Antofagasta y a Pititore lo enyesaron y perdimos. Pero los periodistas me dijeron que él se había sacado el yeso y había sido goleador en un torneo de Bahía Inglesa. '¡Lo mato, lo mato!'".
"Así que lo fui a buscar a su casa, pero no abría. A la segunda vez entré y estaban todos chupando. El loro me vio y empezó a gritar: ¡clavo cu…, clavo cu! No lo pesqué y fui a una pieza y encontré a Pititore ensangrentado, con mil pastillas de ritalín, neoprén, etc. Me mira y me dice todo volao: ‘Cacha la onda Clavo, ésta no es tu jurisdicción, gil’. Le puse unos buenos combos y el loro me seguía insultando. Me enojé, lo agarré, llevé el loro al baño y tiré la cadena. Pasó una semana y tenía decidido echar al Cabrera. Pero me dijeron que no, porque estaba listo para ser vendido a Colo Colo y tuve que aceptar porque con esa plata cobrábamos todos. Volví a la casa de Pititore, y grande fue mi sorpresa cuando me encontré con el loro entablillado, con vendas en el ala ¡Y me seguía diciendo: ¡Clavo cu…, clavo cu…!