SANTIAGO.- Este viernes las autoridades colombianas dieron la noticia: detrás del atentado explosivo ocurrido un día antes en la Escuela de Oficiales de la Policía Nacional en Bogotá -que dejó 21 muertos y 68 heridos- está el llamado
Ejército de Liberación Nacional (ELN), de acuerdo a las investigaciones lideradas por la Fiscalía.
Gracias a las diligencias realizadas junto a la Policía y el Ejército, los investigadores lograron identificar al autor material del ataque: José Aldemar Rojas Rodríguez, alias "Mocho", quien ingresó al recinto a bordo de una camioneta Nissan cargada con 80 kilos de explosivos, la cual estalló y acabó con su vida y la de 20 personas más. Con este hallazgo, se abría una ventana para llegar más allá en la indagatoria.
Y así fue. Según informó hoy el ministro de Defensa,
Guillermo Botero, Rojas Rodríguez, de 46 años, era miembro del ELN desde 1994 y desarrolló una intensa carrera como experto en explosivos, siempre ligado a personajes importantes de la cúpula del grupo guerrillero.
Este hombre nacido el 13 de mayo de 1962 en Puerto Boyacá cumplió misión principalmente en el departamento de Arauca, en la frontera con Venezuela, lugar donde adquirió el año pasado la camioneta con la que cometió el atentado.
En ese lugar, lideró algunos grupos y fue uno de los hombres más cercanos a uno de sus líderes, Luis Alberto Cortés Buriticá, alias "Culebro Viejo". Además, diseñó parte del esquema de seguridad de Nicolás Rodríguez Bautista, alias "Gabino", jefe máximo de la agrupación.
No obstante, donde más se destacó fue como explosivista, sirviendo de profesor de varios miembros del ELN. De hecho su apodo "Mocho" (con que se nombra a personas con alguna mutilación) se debe a que perdió su mano derecha mientras empleaba un explosivo.
Como instructor en esta materia, Rojas Rodríguez también tuvo un paso por Venezuela en 2011, con la misión de enseñar el uso de explosivos a miembros del ELN que estuvieran en ese país y también a personas cercanas al grupo.
Por otro lado, y en vista del proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, "Mocho" intentó hacerse pasar como integrante de este grupo para lograr algún beneficio,
pero fue rechazado por los propios miembros.
Ahora, su nombre y rostro aparecen en todos los medios de comunicación de Colombia y el mundo, no como un arrepentido, sino como el autor material del hecho delictual que conmovió a todo un país. Sobre las razones que lo llevaron a cometer este crimen, aún no se sabe, mas sí quedó claro que marca un antes y un después.