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Atraer a desafectados y "tolerancia cero" al abuso: Los desafíos para la Iglesia Católica tras la muerte de Francisco

Además de la labor "permanente" de la Iglesia -en su rol evangelizador-, expertos enfatizan la necesidad de que la institución adapte sus formas "a los tiempos actuales".

22 de Abril de 2025 | 20:35 | Por Daniela Toro, Emol.
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Misa en el Vaticano.

EFE.
El legado del papa Francisco ha sido tema obligado tras su muerte registrada el lunes, a sus 88 años. Jorge Mario Bergoglio dejó un sello único en la Iglesia Católica, lo que también ha podido ser apreciado por quienes no profesan la fe cristiana. Sin embargo, algunos temen que su espíritu reformista no logre trascender a cambios estructurales, especialmente en el clero.

Dentro de los principales avances que encarnó Francisco, se destaca la forma austera en la que habitó su cargo, la inclusión de los desvalidos, la incorporación de la mujer en la iglesia, la apertura al matrimonio homosexual, y la condena y prevención ante los abusos.

Jorge Mario Bergoglio estuvo al mando de la Iglesia Católica desde el 13 de marzo de 2013, convirtiéndose en el primer papa latinoamericano de la historia. A ese primer hito de novedad, se sumó que Francisco rechazó recibir el rito de obediencia de los cardenales desde el trono, y en su primera aparición ante la multitud de la Plaza de San Pedro, optó por utilizar una sotana y una esclavina blanca: era una señal de austeridad que rompía con las tradiciones centenarias.

Vaticanistas e historiadores reconocen que el ímpetu de Francisco, ciertamente generaba anticuerpos en quienes defienden lo tradicional de la Iglesia Católica. Por eso, muchos aseguran que su labor de gobernanza, si bien ya era compleja por el mérito del cargo, también lo debió ser al enfrentar varias resistencias. ¿Qué desafíos se abren entonces para la Iglesia Católica tras los 12 años de gobernanza de Francisco?

Desafección y "tolerancia cero" a los abusos


Sergio Salas, director de la Escuela de Humanidades de la Universidad San Sebastián, comenta que "el gran desafío de la Iglesia, de hoy y de siempre, es ser consecuente con las enseñanzas de Jesucristo. Ello implica que los abusos que ocurrieron en alguna época, no son consecuentes con la Iglesia".

"Aun así, existen más retos por delante para la Iglesia Católica, como la desafección de las nuevas generaciones que hoy en día se sienten ajenos a estructuras tan tradicionales. En ese sentido, la estructura participativa que buscaba instalar el papa recién fallecido jugaba un rol fundamental, porque su diálogo se fundaba en construir puentes, sobre todo considerando las diferentes problemáticas globales: desde los conflictos bélicos, hasta la justicia social y el cuidado del medio ambiente", acotó.

Salas añade que "hay una lógica muy occidental aún de cómo estamos viendo las cosas porque en Asia y África siguen creciendo porcentualmente los católicos en las sociedades. Osea, no todo está por perdido por decirlo de alguna forma".

Por su parte, Anastasia Assimakópulus, experta en Derecho Canónico y académica de la Facultad de Derecho de la U. Andes, sostiene que "la tolerancia cero ante los abusos y generar espacios seguros para la infancia, adolescencia y personas vulnerables es una línea que se mantendrá en la Iglesia porque ha sido un enorme dolor para las víctimas y la comunidad eclesial".

Por su parte, Alejandro San Francisco, académico de la U. de Tarapacá, comenta que además de los desafíos permanentes "como acercar almas a Dios, o acompañar a los humanos en esa tarea común", hay otros aspectos más contingentes, como "una necesidad de mayor austeridad, quizá una adaptación de las formas a los tiempos actuales".

"Otra tiene que ver con un planteamiento que hizo el cardenal Joseph Ratzinger a fines de la década de 1960: en el futuro la Iglesia Católica no sería mayoría, sino que una religión de convencidos, de menos personas, donde las parroquias y catedrales podrían parecer muy grandes para tan pocos fieles. En ese contexto, es necesario enfrentar esa realidad, que ya llegó, no para consolidarse como minoría, sino para entender mejor el contexto histórico en el que se desenvuelve, donde Dios y la Iglesia han sido relegados a un segundo plano. En ese aspecto, los pontificados de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han tratado de abordar las grandes dificultades circunstanciales de la Iglesia", remarcó.
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