"La figura de Humberto Maturana marca un antes y un después en el desarrollo científico y yo diría que también en el intelectual chileno", dice el sociólogo y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2007, Manuel Antonio Garretón. Como muchos, coincide en que el biólogo de 92 años que falleció sorpresivamente este jueves se destacó en el ámbito científico —"su teoría desde la biología sobre la vida y la producción de seres vivos introduce un nuevo paradigma en su propia disciplina que marcará desarrollos futuros"—, pero también mucho más allá de eso.
Y es que ese pensamiento, describe, influyó en otras ciencias sociales, como por ejemplo en ciertos campos de la sociología. Hizo un aporte, dice, "al estudio de fenómenos propiamente sociales, como el amor, la educación o la democracia". "Si bien hay que cuidarse de caer en el determinismo biológico, la comprensión de la especificidad de esos fenómenos debe estar atenta a lo que aportan todas las disciplinas, y Maturana hizo una muy importante contribución a ello", comenta a Emol.
"Los temas de debate público en las últimas décadas en Chile contaron siempre con su visión fundada en sus conocimientos e investigaciones, pero proyectadas mucho más allá del campo especializado. Maturana pasó a ser el prototipo de lo que se ha llamado el intelectual público, y un referente indispensable de cualquier debate sobre nuestra sociedad, sus problemas y sus perspectivas", añade. Ayudó además, comenta, a poner la ciencia en el centro y divulgarla.
"Junto a Francisco Varela, ofrecieron una posibilidad de abordar conceptualmente la esencia de la vida"
Carla Cordua
La figura de Maturana también es apreciada desde la filosofía. Para Carla Cordua, filósofa, autora y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2011, la muerte del biólogo es una pena. "En sociedad con su alumno Francisco Varela propusieron la noción de autopoiesis, 'hacerse a sí mismo', como definición de la vida. Esa definición ha sido aceptada y dura hasta hoy en los discursos sobre el tema. Ofrecieron, de este modo, una posibilidad de abordar conceptualmente la esencia de la vida", dice a Emol.
"Fue un biólogo de prestigio mundial, pero también un filósofo", dice por su parte el periodista, filósofo y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2009, Agustín Squella. "Fue alguien que pensó a partir de la biología, pero más allá de esta. Si, como dijo en su hora otro de nuestros grandes, Jorge Millas, 'filosofar es poner en tensión la inteligencia y pensar hasta el límite de nuestras posibilidades', Humberto Maturana fue un filósofo, y uno de aquellos que siempre expresó a media voz, con serenidad, mesura, jamás con la estridencia de los fanáticos, los infalibles o los profetas", afirma.
"Fue un filósofo, y uno de aquellos que siempre expresó a media voz, con serenidad, mesura, jamás con la estridencia de los fanáticos, los infalibles o los profetas"
Agustín Squella
Para Cecilia Hidalgo —bioquímica, presidenta de la Academia de Ciencias y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2006—, Maturana era "una persona excepcional, de un talento increíble". "Siempre estaba indagando en espacios donde no había otra gente haciéndose las mismas preguntas. Fue un explorador del conocimiento, creo que esa es la palabra que mejor lo define, uno tremendamente creativo y además muy generoso, muy preocupado de lo humano. En los últimos años, él hablaba de lo importante que es el amor en las relaciones entre las personas, con un enfoque tremendamente humanista", cierra.
