"Las conversaciones con el Presidente son privadas". Con esa justificación respondió el jefe de asesores de La Moneda, Miguel Crispi, ante los cuestionamientos de los parlamentarios de la comisión investigadora que indaga los actos del Gobierno en el caso Monsalve.
La molestia entre los legisladores fue inmediata. Incluso durante la sesión, emplazaron a Crispi a responder las preguntas, y al finalizar la misma, las críticas contra uno de los principales asesores del Presidente Gabriel Boric se intensificaron.
En ese contexto, con el respaldo de los diputados de oposición, la comisión investigadora ofició a la Contraloría General de la República se pronuncie sobre el alcance de lo que es una conversación privada, relacionado a las facultades de la comisión investigadora.
La diputada Alejandra Placencia (PC) señaló que Miguel Crispi "no ha contribuido a clarificar cuál ha sido su rol respecto de ser jefe de asesores de la Presidencia. Eso deja más en la nebulosa la forma en la que el Presidente tomó ciertas decisiones. Quienes fueron teniendo conocimiento privilegiado por la gravedad de la situación de aquello y teniendo la confianza máxima del Presidente de la República, finalmente hoy día no dan cuenta de sus propios actos".
Agregó que "ninguno de nosotros quiere que se dé a conocer el contenido de los diálogos privados que se tienen con el Presidente. Sabemos que eso es inadecuado y, por supuesto, que tampoco es la finalidad".
"El señor Crispi nos ha dejado al debe. Creo que si no es capaz de decir si asesoró o no al presidente, que es una cuestión básica para cualquier asesor de la máxima confianza de la autoridad del país, creo que no colabora", concluyó.
Por su parte, el diputado Miguel Mellado (RN), presidente de la comisión, acusó que "aquí queda patente que existe un pacto de silencio en el Gobierno, que no quieren decir efectivamente qué es lo que pasó en los minutos y en las horas después de que el director de la PDI le dijo a la ministra Tohá de esta denuncia. La verdad es que vemos que los asesores venían con un discurso aprendido y lamento que Crispi se haya hecho el mudo, porque ni siquiera en preguntas binarias que tenía que responder sí y no, tampoco elaboraba más su respuesta".
"Yo lamento la calidad de asesores que tiene el Presidente Boric, que según lo que pudimos ver, se limitaron a recibir las instrucciones del Presidente. En ningún caso sugirieron algo al Presidente. Por lo tanto, si son pagados por todos los chilenos para este tipo de asesoría, deben dar un paso al costado, porque creo que es una pésima gestión de los asesores del segundo piso y del jefe de gabinete del Presidente Boric", añadió.
En esa línea, la diputada Carla Morales (RN) dijo que "Yo creo que el señor Crispi, lo que vino a hacer acá es prácticamente nada. Primero porque el gobierno, y él lo dijo, hizo una culpa con respecto al accionar que tuvo el gobierno desde un principio en tiempo y forma, y segundo porque claramente este gobierno feminista de cartón también es un gobierno absolutamente transparencia de cartón. Porque no han entregado absolutamente nada, no han dicho absolutamente nada, excepto en algunas preguntas puntuales".
A su vez, la diputada Flor Weisse (UDI) reprochó el "secretismo" de Crispi, "aquí estamos en una comisión investigadora donde los funcionarios y quienes son citados están obligados a entregar información. Me parece que ha sido excesivo el celo respecto a este carácter de reservado de las conversaciones con el Presidente".
Finalmente, la diputada Carolina Tello (FA) compartió una visión distinta: "Estuvimos revisando la normativa con nuestro equipo y efectivamente si se revelan conversaciones se puede caer no solo una falta administrativa en virtud del rol que tiene, pero además puede caer en algún tipo de delito penal y a mí me parece que evidentemente, eso es una respuesta clara en relación a lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer".
Debido a la falta de tiempo, la próxima semana se volverá a citar al jefe de gabinete del Presidente, Carlos Durán, quien asistió este lunes pero no alcanzó a responder todas las preguntas de los parlamentarios.