WASHINGTON.- Miles de manifestantes protestaron hoy en Washington y en San Francisco contra la ocupación de Irak y Afganistán, y reclamaron el retorno inmediato de las tropas estadounidenses.
"Estamos aquí para causar problemas, porque es nuestro derecho", dijo Mara Verheyden-Hilliard, del grupo Partnership for Civil Justice, ante miles de personas que se congregaron cerca de la Casa Blanca.
"Estamos para denunciar un gobierno ilegal, el de (Presidente George) Bush, y a los cobardes del Congreso que permitieron esta guerra", añadió.
La manifestación atrajo a grupos de más de 140 ciudades en 40 estados, incluidos familiares de soldados que han estado o están en Irak.
En una jornada otoñal, orador tras orador denunciaron durante tres horas la política del gobierno de Bush y criticaron la llamada Ley Patriota, promulgada hace dos años por el Congreso y que ha aumentado los poderes policiales del Estado en la lucha contra el terrorismo.
"Esta no es sólo una guerra injusta en ultramar", dijo Elias Raswhami, de la Alianza de Palestinos Libres de Estados Unidos. "Esta es una guerra también aquí, en Estados Unidos, una guerra contra los derechos civiles del pueblo".
La policía calculó que en la manifestación participaron unas 45.000 personas y los organizadores tuvieron diferentes cifras, aunque enfatizaron que ésta es sólo la primera protesta después de meses de quietud.
Hace un año las mismas coaliciones iniciaron en Washington una serie de demostraciones que se extenderían a casi todas las grandes ciudades del país mientras el gobierno de Bush preparaba la invasión de Irak.
En enero, más de 100.000 personas participaron en la marcha en Washington, y hacia mediados de marzo, las manifestaciones en Estados Unidos ocurrían simultáneamente con protestas multitudinarias en Europa, Asia y América Latina.
La marcha de hoy en Washington, tras la cual hubo una menor en San Francisco, transcurrió sin incidentes de violencia y el propósito de los organizadores, aparentemente, era poner en movimiento otra vez una oposición que se acalló cuando EE.UU. invadió Irak.
Los oradores, desde un tablado montado cerca del monumento de Washington y a unas 10 cuadras de la Casa Blanca, recordaron que desde el comienzo de la invasión han muerto por lo menos 345 soldados estadounidenses, la mayor parte después que Bush dijo que habían concluido en Irak las operaciones militares de envergadura.
La rapidez de la campaña militar y el número escaso de bajas militares y de muertes de civiles acabaron con buena parte de los argumentos con los cuales los detractores de la guerra habían denunciado la campaña inminente.
Desde entonces ha bajado la popularidad de Bush entre los estadounidenses, y muchas de las excusas que se dieron para la invasión han perdido credibilidad entre la opinión pública.
Asimismo, reclamaron un fin inmediato de la ocupación estadounidense y la transferencia de la administración interina de Irak a las Naciones Unidas hasta que los iraquíes elijan su propio gobierno.
Un orador arrancó fuertes aplausos cuando reclamó que la administración de la reconstrucción iraquí no vaya a manos privadas, sino que esté dirigida por la ONU, en lugar de las varias empresas estadounidenses que ahora obtienen los contratos.
La manifestación, que comenzó en la Avenida Constitución, recorrió un rectángulo de varias manzanas, siempre a una cuadra de distancia de la Casa Blanca y canalizada por una fuerte presencia policial, y pasó frente al Departamento de Justicia.
Numerosos oradores denunciaron al secretario de Justicia, John Ashcroft, y al Departamento de Seguridad Nacional por supuestas actividades policiales en la lucha contra el terrorismo.