Con una selección de clásicos, Soundgarden dio un cierre rockero a Lollapalooza 2014

SANTIAGO.-  Hace unos años Chris Cornell dijo, en pleno concierto como solista en Maquinaria, que vendría a Chile con Soundgarden. Hoy esa promesa se cumplió, acabando así con la deuda que el cuarterto de Seattle tenía con su fanaticada local desde los noventa.

Cuatro años después de volver a actividad tras un receso de 13, este domingo la banda asociada a los años del grunge se subió a uno de los escenarios principales de Lollapalooza para cerrar los dos días de música en el Parque O'Higgins.

El grupo integrado por Cornell junto al bajista Ben Shepherd, Kim Thayil y el baterista Matt Cameron (quien no vino para cumplir compromisos con su otra banda, Pearl Jam), dio el vamos a dos horas de espectáculo con una selección de emblemas de su repertorio, como "Spoonman", "Let Me Drown", "Black Hole Sun" y "Outshined", todos de los discos que lanzaron antes de su separación en 1997.

Desde los primeros minutos de show, Cornell demostró que acá se siente en casa —y con derecho, pues ha venido cada dos años desde 2007—. Con la confianza que ganó en sus anteriores visitas, manifestó en varias oportunidades su satisfacción por volver a Santiago. "Al fin debutamos aquí con Soundgarden. Gracias por esperarnos tanto tiempo", dijo.

Hacia la primera hora de show, el repertorio comenzó a enfocarse en sus nuevas canciones, incluidas en King Animal (primer disco con composiciones originales en 16 años. Antes habían lanzado el recopilatorio Telephantasm). Fue entonces el momento de "A Thousands Days Before" y "Been Away Too Long". Posteriomente retomaron los años de Down on the upside con "Blow Up the Outside World", y de Superunknow con "Fell on Black Days".

La selección de clásicos continuó con "Pretty Noose", "Burden in my hand" y "Rusty Cage", que sirvió de cierre antes de la primera despedida de la banda. El grupo tardó unos minutos en regresar, pero al hacerlo siguieron por otro cuarto de hora, culminando la presentación a las 23:45 con "Slaves & Bulldozers" y un juego de guitarras distorsionadas.

Si bien el escenario de Soundgarden estuvo desde temprano rodeado por miles de personas que los esperaban desde hacía décadas, parte importante de la audiencia de este domingo se había concentrado anteriormente en Arcade Fire. Y, tras la fiesta montada por los canadienses, muchos se dispersaron hacia otras zonas, especialmente al Playstation Stage, donde a la misma hora que los norteamericanos (21:30) estaba pauteada la presentación de New Order.

Fiesta al final del Parque

Los británicos ofrecieron un encendido concierto, aunque tras una largada engañosa con "Crystal". Engañosa, porque se trata de un tema ubicado en el borde más rockero de la agrupación comandada por Bernard Sumner, quienes esta vez enfatizaron más en su esfera electrónica y bailable, tras la transición que marcaron temas como "Regret" y "Ceremony".

Así, la emblemática "Bizarre Love Triangle" abrió luego un continuo de colorido dance, amarrada con "True Faith", "5 8 6", "The Perfect Kiss" y "Blue Monday", esta última celebrada intensamente por una masa cercana a las nueve mil personas, que transformó al extremo sur del Parque O'Higgins en una verdadera pista de baile.

El encendido bloque fue despedido con "Temptation" y el grupo que completan Stephen Morris, Gillian Gilbert, Phil Cunningham y Tom Chapman luciéndose en pleno, y demostrando que su opción bailable también puede ser abordada con predominio del tridente conformado por bajo (siempre esencial y protagónico), batería y guitarra.

Porque el fin de la presentación estuvo reservado para otro colorido: El invernal y nostálgico que portan las canciones de Joy Division, la banda que dio origen a New Order y que hoy fue saludada con "Atmosphere" y la emblemática "Love will tear us apart", incluidas imágenes de Ian Curtis en la pantalla de fondo, y la frase "Forever Joy Division".

La suma evidencia el enorme peso histórico que puede exhibir este quinteto de Manchester, aunque también enciende una pequeña alerta respecto de su deuda con el presente. Lo bueno es que una canción nueva, estrenada aquí en Chile, fue el aviso de que también hay ánimo de empezar a saldarla.