La Comisión Europea confirmó, mediante un estudio, que el consumo de combustible y las emisiones de gases contaminantes de los automóviles es realmente un 20% superior al promedio que indican las cifras homologadas, especialmente en el caso de los vehículos híbridos enchufables, cuyos propietarios no los usan correctamente.
El trabajo de investigación analizó el consumo de carburante y las emisiones de CO2 de vehículos nuevos matriculados en 2021 en la Unión Europea, comparando estos datos con los valores oficiales.
Los resultados muestran una diferencia del 19,1% (1,5 litros/100 km) en autos de gasolina y del 15,4% (1,1 litros/100 km) en los modelos diésel.
Sumando ambos vehículos (diésel y gasolina), indica una nota de AutoBild.es, la media de consumo homologado basada en el prototipo WLTP es de 6,13 litros por cada 100 km, mientras que el consumo real es de 7,44 litros por cada 100 km, un 17,6% más.
Las discrepancias son aún mayores en los ejemplares híbridos enchufables, ya que la media homologada de estos vehículos es de 1,69 litros/100 km, mientras que el consumo real es de 5,94 litros por cada 100 km, un 71,5% más.
Emisiones
En cuenta a las emisiones de CO2 reales para los autos de gasolina, estas son un 23,7% superiores a las homologadas, y en los diésel, la diferencia es del 18,1%.
En los híbridos enchufables, las emisiones reales fueron 3,5 veces mayores que las homologadas (100 g/km) lo que confirma, para la Comisión Europea, que los propietarios de estos autos “no están aprovechando actualmente su potencial, en particular porque no se cargan y conducen de forma totalmente eléctrica con la frecuencia que se debería”.
A pesar de las diferencias, la Comisión Europea destaca que la sustitución del estándar NEDC por el WLTP en 2017 ha reducido a la mitad la disparidad entre los valores homologados y reales. En 2017, los autos consumían y emitían un 40% más que las medias oficiales.
Por último, la Comisión señala una amplia diferencia en las emisiones de los vehículos más pesados, como los SUV y coches de lujo, cuyas emisiones son significativamente mayores.
Esta tendencia, junto con el aumento del tamaño y peso promedio de los vehículos, podría contrarrestar las mejoras en la eficiencia del combustible logradas en los últimos años.