La historia pudo haber sido otra para el suizo.
EFE
SANTIAGO.- El pasado domingo fue, otra vez, un día de consagración para Roger Federer. Con 36 años, el suizo se adjudicó por sexta ocasión en su carrera el Abierto de Australia y consiguió la impresionante cantidad de 20 Grand Slams. Un fenómeno.
Sin embargo, este panorama soñado pudo haber cambiado por completo para el helvético hace casi cinco años, el 2013, cuando debió tomar una crucial decisión: retirarse como un ídolo o seguir agigantando su leyenda.
En dicha temporada, Federer vivió uno de los años más oscuros de su carrera. De los 18 torneos que disputó, sólo consiguió ganar uno, el ATP de Halle, y quedó eliminado tempranamente de los majors.
El suizo sufría en aquel entonces una serie de dolencias físicas, sobre todo en su espalda, que tenían en jaque su continuidad en la élite del deporte. "No sabría decir si mi nivel de juego es suficientemente fuerte en estos momentos. Evaluaré mi futuro", dijo en esa ocasión. La opción del retiro pasaba seriamente por su cabeza.
No obstante, Federer quiso dejar en claro porqué es considerado el tenista más exitoso y ganador de la historia y decidió reinventarse, darle otra oportunidad a su cuerpo para recuperarse y volver en gloria y majestad. Tal como se luce ahora.
Para concretar su plan, el suizo comenzó a trabajar con Stefan Edberg, quien había sido su ídolo en el mundo del tenis, y determinó cambiar su raqueta y darse un largo período de recuperación. El ranking ya no importaba.
El helvético sabía que lo más importante era recuperar su tenis y que, con eso, podría nuevamente volver a lo más alto del deporte. Fue así como, tras casi tres años de silencioso trabajo, donde en medio contrató a Ivan Ljubicic como mentor, pudo recuperar el trono que le pertenece, el de "Su Majestad".
Estuvo entre 2012 y 2016 sin ganar ningún Grand Slam. Pero el año pasado retornó el Federer de siempre, el incombustible que lo quiere todo, y en dos años obtuvo dos Abiertos de Australia y un Wimbledon. Ahora llegó a los 20 majors.
Tras coronarse este domingo en Australia, Federer realizó un claro análisis de lo que será su futuro. "He ganado tres Grand Slams en 12 meses, ni yo mismo me lo puedo creer. Sólo tengo que mantener el hambre. No creo que la edad sea un problema. Pero tengo que ser muy cuidadoso en mi planificación, decidir de antemano cuáles son mis objetivos, cuáles son mis prioridades. Creo que eso marcará si hay éxito o no", manifestó. El retiro ya no pasa por su mente. Sólo las ganas de conseguir más y más torneos.
