SANTIAGO.- Perder contra el rival más débil del grupo no estaba en los cálculos de ningún colocolino. Ni de los dirigentes, ni de los jugadores y ni de los propios hinchas. Pero pasó y en ese sentido, el plantel de Colo Colo no ocultó su amargura después del descalabro frente a Delfín en la Copa Libertadores.
El silencio fue el arma escogida por los albos para intentar digerir el duro golpe que le propinó el humilde elenco mantense, que está octavo en la liga ecuatoriana.
Ningún dirigido por Pablo Guede quiso hablar a la salida de vestuarios, salvo el volante Jorge Valdivia.
"Es difícil hablar en estos momentos, pero hay que hacerlo. Solo quiero pedirle disculpas a la gente", aseveró el "Mago" ante los medios, que esperaron por otras reacciones en la zona mixta, pero del resto de los jugadores ni la sombra se vio.
"Están muy golpeados, no hay ánimos de nada", aseguró escuetamente un cercano al primer equipo albo, como queriendo excusar con justa razón la ausencia de los protagonistas.
Eso sí, en rueda de prensa y por disposición de Conmebol, Matías Zaldivia también entregó su visión del inesperado resultado. "Hoy hay que hacer el duelo. El grupo no está muerto. Vamos a pelear hasta el final", fue una de las pocas frases que dejó el defensor argentino.
El duro revés también fue motivo de análisis para el presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa. Por un momento se pensó que el directivo no iba a aparecer, pero finalmente y rodeado de guardaespaldas, el máximo mandamás del conjunto de Macul no ocultó su frustración.
"Fue una tremenda sorpresa. No estaba en los cálculos de nadie y ahora solo queda hacer autocrítica en la interna. Vamos a seguir luchando mientras hayan posibilidades", precisó el dirigente.
Esas fueron las escuetas y remecidas palabras del golpeado camarín, que tal como se vio en la cancha, se fueron apagando hasta quedar a negro. Ahora Pablo Guede tendrá la dura misión de levantar el ánimo de un plantel que quedó por el suelo...
