Virgil van Dijk es la roca sobre la que se apoya el atronador Liverpool de Jürgen Kloop. Es un defensor rápido, ágil, fuerte en el mano y con mucho tacto para sacar el balón limpio desde el fondo. Para muchos, es el mejor de Europa en la actualidad y se ha especulado con que el Real Madrid planea cómo llevarlo al Santiago Bernabéu.
Sin embargo, este presente brillante contrasta con un pasado lleno de dificultades. Se formó en el Willem II de Holanda y pocos veían en él a una futura estrella. "Tenía demasiadas limitaciones", opinaba su entrenador en el equipo filial, Edwin Hermans.
Para ayudar en la casa, lavaba platos en un restorán esperando que llegase el momento de firmar su contrato profesional. Sin embargo, el Willem II nunca le ofreció nada.
Tuvo que partir al Groningen a buscar una oportunidad. Allí compartió camarín con el chileno Stefano Magnasco y consiguió labrarse un nombre. "Cuando va andando por ahí, parece uno de esos jugadores de baloncesto cuando los ves fuera de la cancha. Muy pausados; y luego empieza el encuentro y de repente… ¡bum!... pueden hacer de todo", comentó su entrenador Rob Maaskant.
Pero tras una gran campaña en la temporada 2011/12, vendría un duro momento que lo tuvo al borde de la muerte. Llevaba varios días con dolor abdominal y partió al hospital, sin embargo, le dijeron que no era nada de cuidado.
El dolor empeoró y cuando su madre viajó a verlo de inmediato se percató de la gravedad del asunto. Rápidamente, lo llevó a otro centro asistencial. El central sufría apendicitis, peritonitis y una infección en el riñón.
"Todavía recuerdo estar tumbado en esa cama. Lo único que podía ver eran tubos colgando de mí. Mi cuerpo estaba roto y no podía hacer nada. En un momento como ese, los peores escenarios estaban dando vueltas alrededor de tu cabeza. Mi vida estaba en riesgo", afirmó van Dijk.
Luego de meses alejado de las canchas, regresó a un gran nivel y el poderoso Celtic de Escocia se lo llevó. En dos años se convirtió en un referente y pasó al Southampton.
En la Premier League inglesa, contra los mejores delanteros del mundo, demostró sus quilates. Varios clubes importantes lo querían, pero se decantó por el Liverpool. Los reds pagaron 75 millones de libras por el fichaje y van Dijk se convirtió en su momento en el defensor más caro de la historia.
Los elogios se suceden uno tras otro. "Es el mejor del mundo en su puerte", ha dicho su entrenador Jürgen Kloop. El histórico zaguero del Manchester City, Vincent Kompany fue más allá y afirmó que es "el mejor en la historia de la Premier". Lionel Messi también le ha dedicado loas: "Es rápido por su gran zancada y por alto es impresionante, tanto en defensa como en ataque porque marca muchos goles. Es uno de los mejores y realmente está haciendo las cosas muy bien. Tiene muy grandes capacidades y se hace muy difícil pasarlo en el campo".
Con el elenco de Anfield Road, el holandés ha ganado una Liga de Campeones y el premio a jugador del año de la UEFA en 2019. Seguramente, conquistará la Premier cuando se reanude. Nada mal para un adolescente que fue desechado por el club que lo formó.
